Nuestro destino imposible. Pedri González.

Fotografías

Mi obsesión con hacer fotografías a todo lo que me rodea, especialmente, momentos de paz como cuando el sol  comienza a bajar dejando un rastro de colores cálidos y un ambiente de tranquilidad abunda por todo mi cuerpo. Cuando era una niña y me sentía triste solía ir al patio y contemplar el cielo, daba igual el frío, la hora o si mi madre seguía gritando porque había hecho otra de mis trastadas. 

A medida que fui creciendo, esa manía de ir a ver el cielo, no desapareció y cuando cumplí 18 años me regalaron una cámara, la cual, mantuve conmigo siempre, para captar aquello que me daba paz cuando no podía irme a dar un paseo, debido a todo el trabajo que tenía encima en cuanto a exámenes. 

Sira es mi mejor amiga desde que prácticamente yo era niña, su madre y la mía también lo son, con lo cual, eso influyó aún más en nuestra amistad. Sin ella no hubiese logrado muchas de las cosas por las que logré dedicarme a lo que quería, es decir, a la fotografía.

Mi padre falleció cuando yo tenia 12 años y aunque lo superé, a día de hoy sigo teniendo una herida pequeña que lleva su nombre grabado. Nunca conté como me dolía que ya no estuviese conmigo, Sira decía que estaba mal no expresarme y guardar todo dentro, entonces empecé a contar como llevaba la muerte de mi padre a ella y a mi madre.

Siempre estuvieron a mi lado cuando el destino era cruel conmigo. Y no necesitaba más.

Ferran, el novio de Sira y mi mejor amigo, consiguió que su sueño de entrar en el barça se hiciese realidad y cuando va a entrenar, mi amiga y yo vamos a verlo. Sira me dice siempre que le saque fotos, ya que a ella la encanta mucho como las hago pero ayer cuando fuimos a verlo entrenar, comencé a hacerle fotos y el entrenador, Xavi, me dijo que al final del entrenamiento le gustaría ver como han salido las fotos de Ferran. Me puse bastante nerviosa ya que quizás no le iban a gustar.

Después decidí ver entrenar a los demás jugadores  y dos de ellos captaron mi atención al instante, no estaba segura de como se llamaban pero de lo que sí estaba segura era de que los había visto ya más veces con Ferran e incluso cuando alguna vez que otra, me invitaba a su casa y ellos estaban ahí, pero nunca presté atención a como se llamaban, ya que yo siempre estaba con Sira viendo como jugaban o cocinando. 

Cuando el entreno terminó, Xavi, me hizo una señal para que fuese con él, la dije a Sira que me esperasen, que seguro que no iba a tardar. Caminamos por unos pasillos hasta que llegamos a una puerta de color crema, la abrió y pude intuir que era su despacho por el escritorio, la silla y los cuadros con imágenes de los jugadores e incluso de cuando él era más joven. 

-Siéntete como en tu casa, por favor- me dijo.

Me senté en la silla, en frente de él, y comenzó a hablar. 

-Ferran me ha hablado de ti, Lia- 

¿Ferran? ¿Le ha hablado sobre mi?, pensé bastante confusa. 

-Me dijo que te encanta la fotografía y que de vez en cuando, le haces fotos. El equipo necesita alguien para que pueda hacer fotos con buena calidad para después poderlas subir a las redes sociales. Hemos pensado en realizar una serie de pruebas colectivas a todas las personas que decidan presentarse y escoger a la mejor persona; he pensado que quizás tu puedas ser una de ellas. Por eso te he traído aquí, para que me puedas enseñar las fotos y así empezar a evaluarte- 

Estaba buscando algún trabajo con el que pudiese emplear mi mayor talento y puede que esta sea mi oportunidad pero sentía otra vez el miedo acobardarme. Pude sentir como los nervios se apoderaban de mi. 

-Estaré encantada de presentarme y enseñarle las fotos- intenté hablar con firmeza. 

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Aviso que esta historia contiene partes maduras, es decir, +18. Con esta historia pretendo crear un fic, no existe cualquier otra finalidad. Espero que os guste y podáis apoyarlo.