Capítulo 7: Cuando finalmente conocí a la hermana de Sherlock Holmes.

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Lamentablemente no todas las noches con Sherlock son como la del capítulo anterior. 

Luego de una tarde de picnic junto a Patrick en uno de los jardines de su magnífica casa volví al apartamento de Sherlock, donde el aire se sentía pesado y clausurado, todo lo contrario a la frescura de la naturaleza que había sentido durante la tarde.

—¿Sabes? Cuando era pequeña soñaba con ser una pastelera y crear postres como estos —dije a Patrick durante el picnic, mientras degustaba un pastel cubierto por una crema color verde pistacho que era tan dulce como aparentaba.

Una criada iba de un lado a otro llevando y trayendo pasteles para el picnic.

—¿De verdad? —preguntó riendo. Bebió un poco de el líquido que había en una copa que la misma criada nos había llevado hacía unos minutos.

—¡Si! —tomé otro pastel de la bandeja —. Siendo honesta pasé por muchos sueños, también quería ser institutriz, escritora, y durante un periodo incluso quise ser un soldado. ¿Qué querías ser tú de pequeño? 

La respuesta no fue lo que esperaba.

—Quería encargarme de los negocios de mi padre, cómo ahora.

Sus palabras me obligaron a replantear la pregunta.

—No, quiero decir, antes de que fueras consiente de el tipo de mundo en el que vivimos, antes de que entendieras que hay cosas que simplemente no puedes ser. Cuando eras inocente, cuando eras un niño.

—Oh —lo meditó unos segundos. De verdad creí que iba a obtener una respuesta parecida a la mía. Algo como: pirata, un príncipe, el presidente, o cualquier cosa distinta a lo que respondió a continuación —. Nada.

—¿Nada?

—Creo que siempre supe que quería seguir los pasos de mi padre —parecía contento con su respuesta, así que no me atreví a decirle nada más.

Bebí un poco del líquido burbujeante de mi copa. Su respuesta me hizo pensar. Para cualquier otra persona, para cualquier otra mujer, esa respuesta habría sido perfecta. Era un hombre que desde pequeño había sabido lo que quería, que muchacho tan perfecto. Jamás se había perdido soñando con cosas imposibles. Pero para mi, era exactamente aquello ultimo lo que me hizo dudar de si podría ser feliz con un hombre como él a mi lado. Vivíamos en mundos completamente distintos, y no me refería a distintas clases sociales, sino a que él vivía con los pies en la tierra, y yo no podía evitar soñar con un mundo distinto al que me había tocado. Intenté sacar esa interrogante de mi cabeza, no debía pensar en eso, solo debía centrarme en que era un buen hombre que quería casarse conmigo y estaba dispuesto a ayudarme a cumplir mi sueño, que no le importaba mi estatus social y que me amaba tanto como para pagarme un puesto en una de las mejores escuelas de artes de Londres. Solo eso importaba.

Cuando entré al apartamento Sherlock estaba sentado en su escritorio como siempre, llevaba una camisa simple y unos pantalones negros de tela que no se había cambiado en varios días. Su cabello estaba desordenado, como si hubiera estado jugando con el para calmar la ansiedad.
Antes de ir al apartamento de Holmes había pasado al mercado para comprar un poco de comida, así que perfectamente podríamos comer una buena cena aquella noche.

—¿Qué te parece una pausa para comer? 

—No puedo.

Ni siquiera levanto la vista para contestar.

—¿Por qué?

—Porque a pesar de que somos dos cerebros funcionando aún no logramos encontrar al causante de todo esto —ahora si me miró. Por mucho que no me gustara admitirlo, tenía razón. Holmes y yo sentíamos un amor-odio por los casos muy difíciles de resolver, por un lado amábamos poner a prueba nuestro intelecto y demostrar una vez más que nada podía escapar de nosotros, pero también odiábamos la sensación de frustración al ver que alguien nos llevaba la delantera. Habíamos pasado ya dos semanas en ese caso y aún no lograbamos nada.

Un caso de amores libres y misterios indescifrables [Sherlock Holmes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora