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Cuando menos lo pensamos, ya estábamos en un avión, rumbo a Tailandia.

—¿Me puedes repetir de dónde sacaste el dinero y por qué vamos a Tailandia?

Le pregunto a Chai. Casualmente se sentó a mí lado. Desde donde estoy puedo ver que Milee se encuentra durmiendo mientras escucha música. Rocío se limita a leer una revista. Somchai y yo solo estamos charlando.

—Mi hermana es dueña de una empresa de moda en España y de otra en Tailandia. Y pues ¿Por qué no quieres ir a mí país natal?

—No es que no quiera ir. Amo la cultura asiática. Solo es que hay cosas que no entiendo. —Digo frunciendo en ceño. —¿Por qué trabajas como gamer si tu hermana te puede mantener? ¿Ella puede permitirse un viaje, un hotel...¡Literalmente pagar nuestra estancia en Tailandia!? —Exclamo algo sorprendido.

—Bueno, voy a responder por orden. —Dice con una sonrisa. —Pues me gustaría salir adelante con algo que me gusta y por mí cuenta, no me gusta que me mantengan. Ella si se lo puede permitir.

Aún tengo muchas dudas en mí mente.

—¿Y tus padres? ¿Los veremos allá?

El aparta la mirada, al parecer he tocado un tema delicado.

—Mi madre murió y mí padre es un alcohólico y mujeriego, no quiero verlo. —Me mira con una sonrisa, se nota que finge que no le afecta eso. —¿Y tus padres?

—Mis padres me odian por mí sexualidad, no quieren saber de mí existencia. —Suspiro, ya acostumbrado.

—Algún día te aceptarán, son tus padres y te quieren. —Mis labios son un reflejo de los suyos.

—Con que ustedes lo hagan, me es suficiente.

Y ahí está otra vez, esa mirada. ¿Por qué no me besa de una ves? Espera, lo va a hacer. Se está acercando a mí. Solo un poco más. Sus labios rozan los mios...

—¿Necesitan algo? —Llega una aeromoza a interrumpir...digo a preguntar amablemente si queremos algo de comer.

—Yo quiero croissant relleno de chocolate. —¿En qué momento despertó Malee?

—Yo una malteada de fresa y vainilla. —Habla Rocío sin apartar la mirada de la revista.

—Yo Sanay Chan, dulce típico de Tailandia. —Aclaró chai por si las dudas.

—Yo Torrijas.

La aeromoza regresa al lugar de dónde salió y continuamos con nuestra relajación.

—¿Te gustaría tener una cita conmigo? —¿Lo escuchan? Si, ese es mí corazón a punto de estallar por la emoción. —Quiero enseñarte todos los lugares de mí país. —¿Me desilusiono? Bueno no, porque no retiró la palabra “Cita”.

—Si, cuando quieras Chai. —Me limito a decir para no sonar desesperado.

Luego de un rato regresa la aeromoza pero llevando la comida de otras personas. Pasa por el lado de Chai y se le queda viendo.

—Pronto les traeré lo que pidieron. —Dice para luego sonreírle a Chai. Genial, interrumpe nuestro beso y aparte de eso se lo come con la mirada...Espera ¿Estoy celoso?

La aeromoza se retira al solo recibir un gracias de su parte. Es bonita y con curvas ¿Por qué no se fijó en ella? Bueno, ya veo que no es ni bisexual, y la verdad eso me alegra.

—Bueno. — Miro la hora en el reloj de mí muñeca. — Tenemos exactamente catorce horas de vuelvo ¿Qué les gustaría hacer?

—Probemos el “Veo veo” ¿Les parece? —Propone Malee y Rocío rie a su lado.

—Ya no somos unos niños. — Niega con la cabeza y la mira —Pero ya despertaste recuerdos de mí infancia, así que me apunto.

—Yo también me apunto. —Dice Chai y yo asiento con la cabeza, indicando que también estoy dentro del juego.

—Comienzo yo. —Dice Malee. —Veo...algo de color azul.

Comenzamos a reír y algunas personas nos miran con curiosidad.

—¿Todos los asientos? ¿Las puertas? Casi todo el avión es azul. —Digo sonriendo pero ella niega.

—Es algo que nunca descubrirán.

—Adivino ¿El cielo? —Malee suelta una pequeña risa y niega ante lo que dijo Rocío.

—No preciosa, les daré una pista. —Mira directamente a Chai. —El tiene la respuesta.

¿Cómo? Chai no lleva nada azul.

—No puede ser ¿Aún me quedó algo? —Dice el y directamente se toca el cabello. Justo en ese instante es que noto algo raro por debajo de este. Lo levanto un poco y veo que algunos mechones de varios colores, entre ellos el azul.

—Hubieras dicho que ves un arcoiris, porque eso es lo que tiene en el cabello. —Digo y el baja la mirada, avergonzado.

—Todo es culpa de Malee, le echó colores a mí shampoo.

—Es que tenía que hacerlo, me daba mucha gracia como se esforzaba por estar guapo para ti...digo para el viaje.

Me sorprendo ante las palabras de Malee. Pero prefiero no hacerme ilusiones, a lo mejor lo dice de broma.

—Bueno, yo encontré el color así que me toca. —Digo cambiando el tema rápidamente. —Veo...algo rojo.

—Esa es fácil, mi mundo, que es rojo pasión cada vez que te veo. —Le dice Malee a Rocío.

—Todos vivimos en el mismo mundo, no es tuyo ni de nadie y se llama Tierra. —Desde aquí escucho el corazón de Malee, el cual al parecer se está quebrando. —Piensa bien tus piropos, esos piropos están mal. —No, ya se quebró por completo, o a lo mejor es su orgullo. —Por el camino que estás tomando, te va a ser casi imposible.

—Dijiste casi, osea que puedo conquistarte. —Ya está comprobado que nada puede con Malee. Ojalá fuera tan valiente como ella. Ojalá...pudiera dejar el pasado atrás y ser feliz con mí presente.

—Bueno chicos, no es el mundo de Malee.

—Son los labios de Chai. —Dice Rocío, logrando sorprenderme. —Los tiene de un tono rojo pálido, casi rosado. Se que te conozco por poco tiempo pero se que ya te tomaste el tiempo de mirarlos con detenimiento. —Con permiso, me voy a bajar del avión y sin paracaídas. ¡Qué vergüenza! Chai me mira directamente a los ojos, osea no pudo mirar a cualquier otro lugar ¡Tengo hasta algunos lunares! Pero no, el tiene que ponerme aún más nervioso. Vamos Víctor, cálmate, busca una forma de salir victorioso y no terminar tirándote del avión.

—No, no es eso. —Miento, es eso o quedar como un desesperado.

—Bueno, entonces son tus labios, se ven un poco abultados y ligeramente más rojos que los míos. —Vale, mejor no bajo del avión. ¿En serio el se a tomado la molestia de observar mis labios? No puedo evitar sonreír ante eso.

—Vale tortolitos, me toca. —Rocio se acomoda sobre su asiento.

Antes de que pueda decir algo, regresa la aeromoza con comida para los pasajeros. Nos entrega lo que pedimos pero mira a Chai por mucho tiempo.

—Señorita, los demás están esperando. —Digo fingiendo que no me están comiendo los celos.

Ella se apresura a seguir su camino. Suspiro y comenzamos a comer. Cada uno probó un bocado de los demás. Malee y yo hacemos un intercambio de dulces. Chai prueba la bebida de Rocío y ella de su postre. Luego Chai prueba de las Torrijas y el croissant, yo pruebo de su dulce y así sucesivamente. Solo nos faltaba hacer un picnic.

—Queridos pasajeros, lamentamos informarles que vamos a aterrizar antes por una tormenta, esperamos pronto despegar. Abrochen sus cinturones. Muchas gracias por su comprensión.

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Han pasado 84 años pero acá estoy con un nuevo capítulo. Disfruten de este y siéntanse libres de comentar.

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