Tenia 16 años y no sabía que hacer con mi vida, claro que estar en la secundaria me tenia más entretenido viviendo mi presente en cada recreo que pensando que carrera seguir.
Sé que soy de esas personas intensas y es que realmente me gusta sentirme VIVO. Tenía 18 y no encontraba realmente algo para mi, la presión de nuestra época me mantenía sordo y ciego, tremenda juventud la que vivimos, mucha información como para volverte el mejor en todo, pero si tu no lo eres hay otro que si y las oportunidades se van desapareciendo.
Me tocó un camino complicado, me sigue pesando hablar del tema pero no lo voy a ocultar tenía miedo de fracasar en la primera etapa de mi vida, llegue a ser el peor de la clase en el colegio, nunca llegué a ser el ejemplo y el primer puesto era solo un sueño. Tuve la oportunidad de equivocarme varias veces consecutivas, amo recordar esas épocas, me hacen sentir fuerte, los errores son la única manera de aprender de verdad.
Que difícil es destacar en algo establecido y no en lo que amas es que todos tenemos una gran historia y por esta razón yo comparto este fragmento de la mía, porque es muy difícil tener el valor de decidir vivir haciendo algo que realmente amas, sin embargo estoy aquí para asegurarme de que nunca será tarde para vivir de los sueños.
Todos tenemos un gran camino recorrido y mucho por recorrer, pero siempre es importante mirar atrás y pensar en las heridas que hoy en día son cicatrices que nos hacen ser lo que somos. No estamos aquí para cuestionar nuestro pasado, sino para aprender de cada paso que dimos.
A mí me perdieron la fe por mucho tiempo, les aseguro que nadie apostaba un sol por mí, pero el camino me trajo hasta aquí y cambié lo establecido por lo que siempre quise, lo que me gusta, lo que amo y es que mi profesor favorito no lo encontré en el colegio sino en el camino.