Epílogo

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Dos años después, 2030

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Dos años después, 2030

—¡Stephanie! —saludé a mi hermana y ella me miró sorprendida.

—¿Qué haces aquí? —ella se levantó dejando el monoplaza atrás y me sonrió—, tengo las manos sucias y no creo que quieras que ensucie tu blusa.

—Paso —di un paso atrás y ella soltó una carcajada, ella llevaba el pelo con dos trenzas, resaltaba sus pómulos.

—Te presento a Isabel —Una muchacha que no reconocía con anterioridad me saludó con la mano.

—¿Está permitido? —me señaló.

—No —Stephanie respondió—, me meterás en problemas.

—Es una visita legal —saqué mi pase vip de mi bolsillo trasero.

—Estupendo, pero no puedes estar aquí. —Ella insistió—. No quiero que alguien nos llame la atención, bastantes problemas ya tenemos.

—Lo sé —la tranquilicé—. Vengo con Marcus, no pueden llevarme presa o algo parecido.

—Bueno, eso me tranquiliza, tiene suficiente dinero para poder pagar la fianza.

—Eres negativa.

Me acerqué al monoplaza y lo miré con atención. Era completamente negro con detalles en dorado y rojo. No combinaba correctamente y esperaba que para la próxima temporada pudieran darle un nuevo aspecto.

—En esta temporada les está yendo muy bien.

—Si eso dices —soltó un bufido divertido y volvió al trabajo, la otra chica había desaparecido casi en su totalidad, pero veía sus piernas desde mi posición. No quería invadir más su espacio, por eso volví a mi lugar original.

—Son ocho puntos más a comparación de la temporada pasada.

—Pero seguimos atascados —Ella agarró el destornillador mientras se concentraba en sacar una pieza lateral.

—Pero es un progreso —intenté ser positiva.

—Sabes que vamos mal. —Me dirigió solo una rápida mirada, volviendo a concentrarse en su trabajo.

—Estamos mal desde hace varias temporadas —la otra chica salió y se levantó—. No es un secreto, es positivo tener más puntos, pero si nos comparamos a los líderes que tienen trescientos puntos hay una gran diferencia. En este equipo nadie quiere trabajar y es muy desmotivador no ser competitivos.

—Solo mira —señaló a su alrededor con su destornillador—, teníamos que hacer las modificaciones del monoplaza, pero somos las únicas dos trabajando. Los demás están en el bar.

—Somos buenas en nuestro trabajo, pero nos faltan manos y tenemos solo dos horas más después debemos irnos. —Isabel contestó.

—Siento que estoy interrumpiendo algo importante —hice una mueca.

Solo quiero estar a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora