Comprometidos

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Steve apenas estaba acostumbrándose a su nueva vida, habían muchas cosas que se había perdido, así que al volver de la última misión que le encomendó Fury no se esperaba ser recibido con una pistola apuntando le a la cabeza.

-Asi que eres tú el maldito que decidió regresar de la tumba para joderme la vida- dijo el Omega castaño apuntando el arma a la cabeza del Alfa.

-Tony por favor no hagas una tonteria- pidió una mujer beta con nerviosismo.

-Fury que significa esto?- pregunto el rubio.

-Steve te presento a tu Omega, Anthony Edward Stark- presento el moreno al Omega que lo veía furioso.

-No soy su omega- gruñó Tony.

-Stark...- susurro Steve tomando la cara del Omega entre sus manos.

-Sueltame si no quieres una bala en el cráneo- amenaza el castaño dejando fluir su olor a eucalipto.

-Tienes los ojos de María- dijo Steven ignorando las palabras del omega.

-Conociste a mi madre?- pregunto Tony.

-Si, temperamento fuerte, más de una vez le gritó a Howard por olvidar fechas importantes- responde la duda del Omega, debía admitir que le encantaba el olor que este desprendía.

-Genial, vayan por un café para conocerse mejor, pero ya sacalo de mi oficina- dice Fury.

-¡Que no soy su Omega!- grita enfadado por ser ignorado Tony.

-Veo que está confundido, vera el padre de Tony hizo un contrato de compromiso donde especificaba que solo usted o uno de sus hijos podría marcar a Tony- explicó Peper entregándole el contrato de matrimonio donde estaba la firma de Howard, María y Maggie.

-Si no me equivoco cuando él nació yo ya estaba muerto y Howard sabía que nunca me enlace con ningún omega- dijo Steve.

-Por esa razón lo hizo, el maldito era un posesivo con su cachorro, supo desde el primer momento que sería un Omega y sabiendo que estabas muerto hizo el contrato de matrimonio para que ningún alfa se acercara a Tony- dijo Fury, después de todo él tuvo que soportar los celos de padre del empresario.

-No se puede romper?- pregunto Tony.

-Lamentablemente no- dice Peper.

-No me enlazare con un anciano- gruñó Tony.

No me jodasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora