16. Una Moondlitch más.

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Los recuerdos de la noche anterior golpeaban mi mente una y otra vez mientras caminaba con dirección a la habitación de Cecily. Aquellos feroces ojos dorados como de felino me habían acechado sin cansancio en mis sueños y fue tal que no pude continuar durmiendo como lo había pensado.

Su amenaza venía latente a mi cada que podía sin compasión alguna, "¿Nuestra chispa? está por convertirse en un incendio y te aseguro que los Moondlitch arderán en el" aún podía cerrar los ojos y casi ver con exactitud el color dorado de sus ojos inyectados en rabia y una terrible sed de venganza.
Ya era un hecho que un Sunnenlitch andaba suelto, lo cual no me causaba ningún tipo de gracia y mi padre al enterarse enfurecería.

Al estar perdido en el flujo de mis pensamientos caigo en la cuenta de que ya he llegado a mi siguiente destino: la habitación de Cecily.

Inhalo algo de aire un par de veces para tratar de calmar los nervios que habían crecido rápidamente en mi y me dispongo a tocar.

- ¿Puedo pasar? - pregunto golpeando la puerta suavemente con los nudillos.

Aguardo con el oído atento hasta qué logro oír un suave: "Pasa" desde adentro.

Carraspeo algo nervioso y de un empujón abro la puerta de la habitación. Lo primero que logro ver es el sol colándose por su ventana mientras la brisa fresca de la mañana balancea suavemente las cortinas.

Cecily Miller se encuentra cerca de la ventana por supuesto observándome detenidamente de pies a cabeza, como si tuviera un extraño espécimen frente a ella, tal vez incluso dudando de nuestra conversación de la noche anterior en donde habíamos quedado en ser amigos, ¿ya se habrá arrepentido?

- Buenos días - saludo para no parecer descortés mientras cierro la puerta tras mío, sin embargo, permanezco en el mismo lugar para no invadir su espacio personal una vez más al igual que la última vez.

- Buenos días - saluda con la misma voz suave de todos los días. Se ha puesto un vestido amarillo patito que resalta aún más el color blanco de su piel, avivando el verde de sus ojos.

Desde aquí logro ver la frescura que irradia su rostro aunque llevara minutos despierta, es muy probable que se hubiera dado una ducha para incluso despertarse mejor luego de la alucinante noche anterior y eso que los sucesos aun no terminaban sino que recién comenzaban.

- ¿Qué tal has dormido?

- Bien de hecho, creo que incluso mejor de lo que merecía - responde con una sonrisa triste.

- ¿Por qué lo dices?

- Bueno, creo que es algo obvio que hay demasiadas cosas que no hubieran sucedido si no hubiera...escapado - susurra la última palabra como si se tratara de algo que no supiera.

- Creo que es importante ver el vaso medio lleno y no medio vacío - sonrío de lado tratando de parecer lo mas comprensivo posible, aunque realmente comprendía el porqué de sus decisiones - ¿no crees?

- No hay nada positivo en esto Dominick.

- Es lo que tú crees - recalco tomando el atrevimiento de dar unos pasos y adentrarme a su habitación.

La dulce fragancia de las rosas del jardín parecía estar impregnada en cada centímetro de su ordenado cuarto. Camino hasta su cama y con delicadeza me siento en ella observando su reacción. Las sábanas de seda de color rosa pastel estaban perfectamente colocadas, sin ningún doblón.

- Espero no te moleste - doy unas palmaditas al colchón - en realidad te falta un diván ahora que lo pienso - murmuro observando a mi alrededor, la habitación carecía de su toque por la escasa presencia de mobiliario.

MoondlitchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora