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Estaba sumergido en un mar de terror interminable, nadando por no ahogarse en la sangre de sus compañeros caídos, aquellos con los que una vez conversó y compartió durante sus tiempos libres, ninguno existia ahora, todos estaban muertos.

Había presenciado en carne propia el disparo que cada uno había recibido en su pecho, la caída de cada uno y la sangre comenzar a brotarles por un abujero profundo en sus cuerpos, lleno de piel explotada y rota, un vacío doloroso y alegre al mismo tiempo, la última bala de felicidad en sus vidas, la que los llevaría al fin de ese miserable sufriendo y los liberaría en la eterna paz después de pasar días, meses incluso años luchando por obligación y orgullo a su país.

En un principio era escalofriante para todos, ahora era algo que se veía a diario en el campo de batalla, se consideraba normal perder unos 30 soldados al día o hermanos como se solían decir entre ellos, no les quedaba otra familia, ellos eran su propia familia, sabían que nunca iban a volver a ver a sus seres queridos así que se resguardaban en el pensamiento de estar rodeados de parientes cercanos con quienes iban a disfrutar sus últimos minutos de vida.

Se llamaban primos, tíos y hermanos porque mamá y papá ya no estaban allí para acurrucarlos en los momentos de miedo, ni tampoco para contarles una historia antes de dormir y salvarlos del diablo bajo sus camas, porque ellos mismos eran los diablos, ellos mismos habían arrebatado vidas una por una esperando su mismo destino en algún momento.

Ya no existía el sentimiento de culpa dentro de ningún soldado ni tampoco la pena, se burlaban de ellos mismos por terminar en una situación como esa y en esas condiciones, el cabello desordenado, sus rostros con tierra y pintura verde para esconderse entre la maleza y arboles del bosque, sus trajes apretando contra sus cuerpos que aún se mantenían de pie.

Deseaba tanto poder escapar y no terminar como sus compañeros, quería dejar de aferrarse y permitirse undir en el mar de sangre sin miedo a no volver a subir, ser finalmente libre junto a los trozos de carne que lo rodeaban.

Pero no era posible, debía mantenerse en pie si quería volver a casa, no le importaba si llegaba sin una pierna o sin ambos brazos, sólo quería tener su vida de vuelta, thomas quería su vida de regreso, deseaba despertar en su cama cómoda y levantarse por la mañanas a hacerse un café caliente, no abrir la puerta y encontrarse con esos dos hombres en su entrada mostrándole frente a sus cuencas el infierno en carne y hueso que le esperaba.

A soldier's first love -tordtomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora