Capítulo 8: Me quedé a esperar a Sherlock Holmes.

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Le serví un vaso de agua a Enola y me senté delante de ella en la mesa de la cocina. No había pasado mucho tiempo desde que Sherlock se quedó dormido a causa del alcohol.

—La famosa Enola Holmes —dije —. He escuchado mucho de ti.

—Nunca pensé que Sherlock tuviese una compañera —habló ella mientras analizaba el apartamento de su hermano mayor. Su mirada reflejaba admiración y curiosidad.

—Bueno, no ponen mi nombre en los periódicos cuando resolvemos un caso —bebí un trago de agua.

—¿Por qué? 

—Digamos que tuve problemas con la justicia hace unos años —contesté —. Aparecer en el titular del periódico matutino no ayudaría a mantenerme fuera de la vista de la justicia, ¿o si?

Hace muchos años había cometido actos que de una u otra forma terminaron afectando a gente adinerada, a consecuencia de eso había sido encarcelada. Por suerte había sido liberada de los fríos barrotes de la celda con ayuda de un famoso detective que había quedado absolutamente encantado con mi ingenio, tal vez incluso se había sentido un poco opacado.

—¿Tienes un caso entre manos? 

—Si, es un poco difícil pero nada que no pueda resolver —asentí —. ¿De que se trata el caso que resuelven? Sherlock dijo que resultó ser muy complicado, y... vi la pizarra.

—Dinero se mueve de un lado a otro sin dejar más pistas sobre el responsable que números que por ahora no sabemos lo que significan. No hay patrón y la mente maestra de todo esto nos lleva la delantera. Por eso fue a beber hoy, cree que ebrio podrá ver algo que no ve sobrio.

Escuchaba con atención mientras analizaba la información. Bebió un trago de agua.

—Tu turno.

Dudó un poco al principio pero finalmente abrió la boca. Me contó sobre una niña que había acudido a ella para que investigara el paradero de su hermana desaparecida.

—Pero estoy segura de que esto no es solo una desaparición, hay algo detrás de todo esto. Algo más grande.

—Pues si necesitas ayuda, estamos para ti sin ningún problema —ella me sonrió.

De repente, luego de un pacífico silencio que solo era interrumpido por el golpe de los vasos en la mesa de madera y los ronquidos del hombre que dormitaba en la sala, Enola habló.

—¿Estás comprometida? 

La pregunta me sorprendió de golpe. Me tomó desprevenida así que no contesté de inmediato. Tomé un poco de aire.

—Si —logré decir luego de un rato —. ¿Por qué lo preguntas? ¿Cómo lo sabes?

¿Cómo lo había sabido? En aquel momento no llevaba mi anillo de compromiso puesto en mi dedo, me lo había quitado para cocinar y estaba guardado en el mismo bolso de donde había sacado el cuchillo con el que la había amenazado.

Meditó un poco la respuesta.

—Sherlock dijo algunas cosas mientras lo traía aquí —explicó.

Quería preguntarle que era lo que su ebrio hermano había dicho sobre mi compromiso con Patrick, pero algo me contuvo. Supongo que hice alguna mueca, porque la joven hermana se apresuró a hablar otra vez.

—Pero no dijo nada importante, no pude entender casi la mayoría.

Bebió agua con incomodidad. Una niebla de silencio pesado invadió la cocina. Para evitar aquello decidí cambiar el tema de conversación, a pesar de que eso significará quedarme con la duda.

Un caso de amores libres y misterios indescifrables [Sherlock Holmes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora