¡Eh Ahí, Un Lindo Profesor! [TomTord]

Asuntos pendientes.

—Entonces Lunes, Miércoles y viernes ¿Te parece bien?—
Señalo el formulario mientras el menor veía la pluma que tenía en la mano.
—¿Thomas?—

Levantó su mirada, inclino la cabeza hacia un costado y luego asintió con la misma.
—Me parece excelente ¿Cuando empezamos?—
Pregunto guardando el formulario con mucho cuidado en una de sus libretas, pues este tenía que ser firmado por su tutor.

—Bueno, el día de hoy estoy muy ocupado y es lunes así que te veré pasado mañana.—
Aclaro mientras de igual manera guardaba sus cosas en el portafolio que estaba sobre la mesa.

Tom estaba algo desesperado, así que se vio obligado a preguntar.
—¿Que tiene preparado para el día de hoy, profesor Larsson?—
Se levantaba de la silla y tomaba su mochila de color azul rey, colocándola sobre uno de sus hombros.

—Tom, no estamos en horario escolar así que puedes llamarme por mi nombre.—
Y recogió su saco de la silla.
— Además tengo trabajo en casa y necesito adelantarlo.—

—Ah, si. Lo siento Tord.—
Diría colocando una mano en su cuello avergonzado.
—Puedo ayudarle con eso, así se ahorra las molestias de seguir trabajando.—

—Te lo agradecería, pero... Aún eres muy joven para lidiar con asuntos como los míos.—
Suspiro y le indico que le siguiera para salir de la sala de maestros que para el momento ya había quedado vacía.

—Soy lo suficientemente mayor para enfrentar cualquier situación y lo sabes Tord.—
Menciono siguiéndole hasta el estacionamiento de la escuela y le observó meterse dentro del deportivo.
Escucho su nombre desde ahí y el mayor le invito a entrar.

—No digo que no lo seas. Sube, te llevaré a casa.—
Ofreció amablemente, sonriendole al menor para animarle a entrar. Efectivamente Tom entro en el auto y ambos se miraron por un rato.

—Tord, hemos enfrentado varias cosas juntos, somos amigos ¿No?—
El mayor le retiro la mirada, prendiendo el coche.
Tom por su parte solo dedico un fuerte suspiro y abrazo su mochila.

—Lo somos, desde hace mucho. Pero eso no quiere decir que debas hacerte cargo de todos mis asuntos Thomas.—
Empezó a conducir a través de la acera en camino a la casa del menor.
—No quiero que lo tomes a mal, después de todo eres muy importante para mí.—

Las mejillas de Tom tomaron color, la luz no me favorecía pues le hacía notar más el que estaba ruborizado así que volteo el rostro hacia la ventana.

—Lo sé.—
Contesto cortamente mientras veía la calle donde vivía. Al llegar a su casa bajo del auto y cerró la puerta mientras suspiraba una vez más.
—Gracias, señor Larsson.—
Después de eso camino hacia la puerta de su casa para abrirla con su llave.

—No es nada Tom...—
Bajo la mirada, dió un golpe al volante y volvió a prender el coche después de tranquilizarse. Tom era solo un estudiante más.