Capítulo 13

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El heterogéneo grupo siguió al sirviente hasta el salón de reuniones de Arturo (a excepción de Dragona, que se quedó mirando por una ventana).

Allí ya estaban los asesores del rey, humanos, animales y otras criaturas fantásticas. Eran doce, y a Kitty le recordaron a la docena del panadero que dirigía el Gran Jack Horner.

Tomaron asiento, el can asombrado porque ni la cama del gobernador era tan suave como el cojín de su silla, y Arturo, tras saludar a los recién llegados le hizo una seña al búho que tenía a su derecha.

-Sed bienvenidos a la reunión del comité de asesores del glorioso rey Arturo Pendragón de Muy, Muy Lejano. El motivo por el que todos habéis sido convocados aquí es un tema muy, muy delicado. Debéis guardar discreción absoluta.

-Bueno, entonces no entiendo porque nos llamaron. Burro se lo contará a todo el barrio apenas salgamos de aquí- protestó el ogro.

-¡Shrek!- lo regañó su esposa.

-Lo siento, lo siento, pero es verdad.

-No es cierto- se quejó el cuadrúpedo- yo guardo secretos.

-¿A si? Cualquier cosa que alguien te cuenta se lo dices a Pinocho, Gengi, los tres cerditos, los ratones ciegos, ¿sigo?

-Pero es que son de confianza.

-Silencio- intervino Arturo. Los dos amigos se callaron inmediatamente al escuchar al rey- yo confío totalmente en todos usted, amigos, y nada va cambiar eso. Por favor, continua- dirigió esto último al búho.

-Si, majestad. Como decía, es un asunto muy delicado en el que está involucrada la seguridad de nuestro país- mostró a todos las cartas que el equipo Amistad había robado- hoy mismo nos ha llegado esta información, por fuentes fiables, y además hemos comprobado los sellos. Son auténticas.

-Entonces- Fiona fue la primera en recuperarse del shock- ¿Entraremos en guerra?

-No podemos- se lamentó una Valquiria- nuestro ejército no sería capaz de hacerle frente a España y ellos lo saben. Debemos negociar.

-No se me ocurre como podemos negociar con un enemigo que además sabe que es el vencedor.

Todos ignoraron a Shrek.

-Debe existir alguna debilidad que podamos aprovechar a nuestro favor en la negociación- apuntó Artie- aquí tres de los presentes son españoles y saben cosas de la aristocracia- se dirigió al equipo Amistad- ¿Saben algo más acerca de esta guerra, otros motivos, tal vez?

-No, majestad- dijo Gato- únicamente que consideran que usted es un monarca inexperto. Los motivos son meramente financieros.

-Exacto- apoyó un anciano centauro, con aspecto apesadumbrado- ya les hemos escrito a nuestros espías, pero no creo que nos den respuestas concluyentes.

-Entonces nuestra única esperanza es la negociación. ¿Que podrían querer los reyes de España?

-Un reino fácil y rápido de conquistar- murmuró la gata sin que nadie la oyera.

-¿Dinero? Pero tendría que ser una cantidad muy generosa- dijo la princesa Fiona.

-Y después de que vaciemos nuestras arcas lo tendrán más fácil para invadirnos- la contradijo la Valquiria.

-Los españoles desean tener miembros de su familia en todas las casas reales del mundo- intervino Kitty en voz alta. Su novio lo confirmó.

-Si querrán poner a un segundo hijo en lugar del rey Arturo, ¿De que nos sirve saber eso?- el búho sonaba impaciente.

El Gato con Botas: La última vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora