Capítulo 41.|Vestidos de infarto.

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Aaron.

Arraso con todo lo que está encima del mostrador del salón del almacén cuando entro y los celos enfermizos me empiezan a carcomer las entrañas.

¡Estuvo a punto de besarla!

—¿Me escuchas, Aaron Walter? ¡Eres un cobarde!

Sus gritos llegan hasta aquí y debo apretar los puños para no volver a salir afuera y enseñarle cuál es el único hombre que ella va amar por el resto de su vida.

Malditos celos enfermizos que siempre arruinan todo, pero no puedo controlarlos, me sale tan natural que hasta me fastidio conmigo mismo.

Es como si el pedazo de mierda de Noah siempre supiera cuando Leah y yo estamos a un paso de estar juntos y se entromete de la manera que más me cabrea. Estuvo a punto de besarla, y por lo que veo ella se iba a dejar hacerlo.

No, es que yo no puedo volver a pasar por esto otra vez. Cuando Leah se besó con Ethan aquella vez sentí por primera vez lo que era ver algo que dolía con tus propios ojos, al menos Ethan luego quitó sus ojos de ella y se fijó en Peyton, pero Noah, él no va a descansar hasta que Leah sea suya.

¿Suya? ¡Dios! Incluso decir eso me hace querer vomitar.

Abro una lata de cerveza y me la bebo de un trago ardiendo en celos. Matt entra al almacén con cara de no entender nada y agradezco que los demás no estén aquí.

—¿Qué carajos pasó ahora, Aaron?—Pregunta con sus brazos en jarras.—Leah se fue como un demonio viviente y tú estás...pues como otro.

Ruedo los ojos y aplasto la lata en mis manos mordiéndome el labio inferior sacándome sangre de lo fuerte que lo hice.

—¿Se fue enojada? Vaya, que dramática es. El que está como un volcán a punto de hacer erupción soy yo. Me da coraje con ella que siempre se haga la víctima cuando claramente es la única culpable de todo.

Matt se pasa las manos por el rostro.

—Entendería mejor si me explicaras. Ustedes no pueden estar tirándose mierda cada vez que se encuentran, Aaron.

—¡Díselo a ella que casi se deja besar por el pendejo de Noah!—Lanzo como un lobo feroz. La palabra besar me está torturando ahora mismo.—Se supone que íbamos a hablar y ella casi se besa con ese infeliz. Estoy harto de ese maldito humano, te lo juro, nunca había tenido tanto deseos de matar a alguien como lo tengo de él.

—Vamos a ver si te calmas, no puedes ir por ahí matando a todo mundo.—Me frena.—Estoy seguro que alguna explicación tiene Leah para todo esto, y también estoy seguro que tú como siempre no la dejaste hablar.—Me dice cruzándose de brazos y mirándome mal.

Lo miro ofendido.

—¿Estas poniéndote de su parte? ¿En serio Matthew Duncan? Eres mi mejor amigo y mi miserable cuñado, ¿y así me pagas?

Él rueda los ojos.

—No te hagas el idiota, sabes porqué lo hago. Desde que la echaste de tu vida no haces otra cosa que alejarla y tratarla mal, Aaron. Soy tu mejor amigo, y por eso te digo la verdad en la cara, la estás jodiendo mucho más. Y si no quieres verla a punto de besarse con otro deberías escucharla.

—¿Para qué? ¿Para qué me diga más mentiras? ¡No puedo creerle nada!

—Pues entonces prepárate para verla con otro y ya, porque como actúas no tiene sentido común. La alejas, le dices que no quieres nada con ella, la tratas como a una mierda, y si ella está a punto de empezar su vida con alguien más te pones como un energúmeno celoso. Actúa con lógica, Aaron.

Mi Liberación #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora