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Mientras que para algunos los quehaceres del hogar son tareas tediosas, laboriosas y aburridas, para Jungkook eran un tema completamente diferente. Sus caderas se mueven al ritmo de una canción animada, sus manos sostienen la escoba y la hacen bailar junto a él, todo mientras una sonrisa tan brillante como su mirada ilumina su bonito rostro. Tal vez es una costumbre que adoptó de su madre; el ver la limpieza como un pasatiempo tan divertido no era algo común, al menos eso aseguraba cualquier persona que lo conociera.

Sus labios burbujean y no se reserva al cantar la letra, su voz mezclándose con la del artista masculino que anteriormente estuvo llenando sus oídos con su música a través de los audífonos. Jungkook se la sabe al derecho y al revés, por ello se da el lujo de hacer un falso concierto para él y sus espectadores inexistentes. El sofá recibe su peso, está de pie en la comodidad del mismo, usándolo como escenario mientras el coro de la canción le arrebata el aire de los pulmones.

Las hebras castañas y largas se baten con el movimiento de su cabeza, por un momento cierra los ojos y casi puede sentir al público aclamando y vitoreando por su voz. Una última nota alta le hace sentirse como toda una estrella, antes de hacer una magnífica pose final, casi como sus ídolos al despedir un concierto. Quizás en otra vida su lugar serían los reflectores.

Regula su respiración y tira de su cabello hacia atrás, apartándolo de su frente. Sus párpados se abren y regresa a la realidad, sigue estando en su departamento, y el micrófono que estuvo sosteniendo ahora es solo la escoba con la que estaba limpiando hace unos minutos. Se ríe bajo de sí mismo y baja del sofá de un salto, acercándose hasta la mesita de café donde se encuentra su teléfono.

Busca entre su música alguna canción que su cerebro recuerde, termina optando por la que más le apetece a su cuerpo disfrutar. Deja el dispositivo en el mismo lugar y toma la liga para el cabello que estaba justo al lado, de forma rápida y despreocupada acomoda sus hebras en una pequeña coleta, así ya no tendrá problemas al continuar con sus responsabilidades.

La nueva sonata es más tranquila, lo que le permite al chico concentrarse un poco más en reunir el polvo que ensucia el suelo de madera, pero no evita que su cabeza se mueva al ritmo mientras lo hace.

No lo culpen, es su manera de no aburrirse cuando su novio no está en casa.

Desde que Taehyung y Jungkook se mudaron juntos su vida ha sido una montaña rusa de emociones, en el buen sentido de la expresión, muy bueno a decir verdad. Llevan tres años y un par de meses de relación, aproximadamente cinco viviendo bajo el mismo techo en un modesto pero encantador apartamento en Seúl.

Al principio fue inesperado más que una osadía, como cualquier nueva experiencia, creían estar preparados para todo, pero luego se dieron cuenta que habían muchas sorpresas que deberían aprender a manejar. Como el debate matutino sobre preparar o no café porque Jungkook era el único que bebía, o acerca de quién se encargaría de hacer la lavandería mientras el otro se encargaba de la vajilla. O el hecho de no poder tener un microondas en casa porque, extrañamente, Jungkook les tenía pavor.

Nada demasiado caótico o problemático, supieron adaptarse bien y el tiempo juntos los hizo más adictos al otro. Los besos de buenos días, los besos de buenas tardes y como olvidar el sabor de los besos de buenas noches. En general, tenerse cerca el uno al otro había hecho que no solo su noviazgo se volviera más estrecho, su amistad también lo hizo. Antes de que el amor surgiera habían sido compañeros en la preparatoria, mejores amigos inseparables que acabaron juntos por casualidades y situaciones casi clichés.

Y aquello hacía todo más divertido, porque eran compañeros de vida y del crímen. Se amaban y gastaban bromas pesadas, se acurrucaban juntos al ver una película romántica, para luego desconocerse por completo al jugar videojuegos de pelea. Se sonríen y luego maldicen al otro cuando olvidan comprar algo en el super. Sin duda sus vidas se habían vuelto más coloridas al mudarse juntos.

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