Capitulo 1. Abandono

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La monotonía es la falta de variedad, la repetición constante de los mismos patrones hasta acabar cansado y aburrido. Monótona, así era la vida de Eddie Kaspbrak, pero ¿En qué momento se había vuelto así? Parecía que fue hace tanto que aceptó sumisamente los acontecimientos repetitivos y cansados de su vida que no se podía acordar de cuándo estos fue que empezaron, pero lo más probable es que desde mucho antes de esto se lo hubiera estado preparando para una vida simple, lineal y aburrida, una vida que simplemente debía aceptar y seguir hasta el día en que inevitablemente muriera. Puede que así fuera, después de todo ¿No se había casado con una mujer igual a su madre para seguir perpetuando una y otra vez la misma rutina? Las cosas a penas se habían visto alteradas desde que abandonó el nido para asentarse en el regazo de Myra, que era tan gordo y familiar como alguna vez lo había sido el de su madre, pero Eddie se estaba empezando a cansar de las cadenas de las costumbres y estaba dispuesto a romper los grilletes que lo aprisionaban, para por fin volar libremente.
En eso estaba pensando mientras subía la escalera hacia su casa una vez hubo vuelto del trabajo. Dejó su Cadillac negro aparcado frente a la entrada, salió y acarició el capó del mismo con gesto asustado y decidido al mismo tiempo, "Volveré en unos minutos contigo", pensó como si le estuviera hablando al vehículo mediante telepatía. Qué estúpido, los coches no hablan, pero en ese momento daba igual porque esa tontería le sirvió para sentirse más tranquilo y decidido, como si pusiera en orden sus pensamientos. Caminó hasta la puerta, buscando con manos temblorosas la llave de casa en sus bolsillos, estas cayeron al suelo con un sonido tintineante y tuvo que agacharse a recogerlas, al volver a levantarse sintió como si se fuera a caer de bruces al suelo, ¿Se estaba mareando a causa de los nervios? Era posible, ya que los nervios lo estaban devorando a un ritmo alarmante, acelerando su incesante palpitar y su respiración silbante, que cada vez era más errática. Sintió la necesidad de sacar su inhalador, aplicó una descarga del contenido en su garganta, aliviando brevemente los síntomas de su creciente ansiedad. Dirigió una mirada al cielo y luego de nuevo a la puerta, la abrió sin dar más rodeos y empezó a subir las escaleras, una a una, paso tras paso. Sabía que encontraría a Myra, como siempre, en el sillón, la cena ya estaría hecha y servida y habría puesto cuidadosamente al lado sus vitaminas, la tele estaría encendida, puesta como telón de fondo mientras Eddie se despedía para siempre. "¿Pero qué le voy a decir?", se preguntó a sí mismo, a cada paso que daba le quedaba menos tiempo para pensarlo, era inevitable y hacía que a Eddie le doliera inmensamente la cabeza tratando de visualizar el discurso perfecto, pero el discurso perfecto no llegó. Ya estaba frente al salón de su propia casa, la que no sería su casa nunca más después de esa noche. Miró a su gorda mujer, que comida sin pudor y sin preocuparse por su propia salud, sintió que un nudo se le formaba en la garganta, su respiración entrecortada parecía querer rogarle que recapacitara y estuvo a punto de ponerse de rodillas y suplicar el perdón de su mujer, como si hubiera hecho algo muy malo. Pero no lo hizo. Paseó sus pies por el salón, dubitativo, esperaba que en cualquier momento lo acechase la inspiración, pero en su lugar Myra lo apuntó con sus ojillos azules en una expresión casi preocupada.

Eddie, ¿Qué haces? Siéntate a cenar conmigo.— Le reclamó, pero Eddie se mantuvo en silencio incluso después de eso. Los ojos agrisados del chico se clavaban en los de su mujer, que, como puntitos celeste, lo contemplaban con confusión.— ¿Eddie?

Ningún sonido salió de su boca, a pesar de que la abrió varias veces para intentar hablar, sin suerte, ¿Y si estaba cometiendo un error? Aún estaba a tiempo de sentarse junto a Myra, cenar y ver lo que fuera que estuvieran echando en la tele, algo sin importancia que acabaría por hacerlo dormir. Frunció levemente el ceño ante ese pensamiento, sabía que si se arrepentía en ese momento nunca más haría algo por cambiar su propia vida, ¿Acaso era así como quería morir? Aunque lo más correcto sería decir que si seguía así, sería un muerto viviente, una marioneta de lo que podría hacer sido, que sólo sigue las órdenes del fantasma de su madre. "Así es como debe ser", la oía decirle en su mente y trataba de alejarla sacudiendo la cabeza.

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⏰ Última actualización: Feb 04, 2023 ⏰

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