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"¿Que estoy haciendo?"

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— Me estoy volviendo loco. —

Thoma estaba recostado en la madera fría del suelo con su mirada perdida.

Ya habían pasado 25 días.

Comenzaba a imaginarse lo peor.

No le gustaba ser negativo, al contrario, él siempre era muy positivo con todo, pero esta vez era diferente. Era inevitable que se preocupase por Ayato, después de todo él era lo más importante para Thoma.

Era otro día más en el que no tenía nada que hacer. Pensó en ir a caminar o a comer algo para levantar sus ánimos, pero no tenía ganas de nada.

Cerró sus ojos y trató de imaginar las cosas que le gustan para distraerse, y claro lo primero que le vino a la mente fue el peliazul.

Como deseaba tenerlo a su lado en ese momento..

Sin darse cuenta por varios segundos, lágrimas habían comenzado a salir de sus cuencas. ¿De verdad estaba llorando porque lo extrañaba?

A pesar de que limpiara sus lágrimas, ellas solo seguían saliendo.

Ayato...

La cara de Thoma estaba empapada al igual que sus manos. Se dió por vencido y dió media vuelta, abrazando sus rodillas y escondiendo su cabeza entre ellas.

Se quedó dormido.

Al despertar solo yacía la sequedad en su rostro, y por supuesto, ninguna señal de Ayato. Era tal y como se lo esperaba.

Por haberse quedado dormido en el frío suelo, Thoma terminó teniendo fiebre junto a algunos dolores de cabeza por otras cosas.

Se acercó a la ventana de su habitación, la cual estaba cerrada, para mirar a través de esta el cielo.

Esta noche estaba más oscura y se sentía más helada que de costumbre. Era extraño, no estaban en temporada de frío. Al ver hacía el cielo oscurecido, no pudo notar ni una sola estrella brillar. Lo que si escuchó entre tanto silencio fue una corriente de agua. Solo que esa corriente no parecía provenir del jardín de afuera, sino que alguna parte del otro lado de su pared.

Se sentía como si Ayato estuviera cerca.

No, esta vez no estaba alucinando, debía de ser él.

Se apresuró en salir a buscarlo y, justo cuando estaba a una esquina de encontrar la fuente de ese sonido, se detuvo al ser opacado por dos voces. Estas eran las de un guardia y el mismo Ayato.

Por un lado, estaba feliz de que Ayato por fin hubiese regresado a casa, pero por el otro, estaba confundido.

Ayato usualmente no suele tener conversaciones largas con los guardias, únicamente se limitaba a saludarlos o a intercambiar un par de palabras —- esta era una conversación completa.

𖣘°๖ۣۜSo close but so far༻࿌𖣘 - «Thomato»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora