Prologo.

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Entre en la blanca y limpia habitación de hospital y lo vi ahí acostado boca arriba, con sus bellos ojos cerrados pero con una expresión de paz y con su respiración apacible, hace bastante tiempo que no lo veía de esa forma, cerré la puerta con seguro y me acerque despacio sin hacer mucho ruido, siendo el único ruido el que producía el monitor cardiaco.

Al estar lo suficientemente cerca me incline, retire la mascarilla que le ayudaba a respirar y bese sus dulces y cálidos labios, sin ser correspondido, mi mano derecha acaricio con gentileza su mejilla y apartando algunos mechones de cabello de su rostro, mi mirada se clavo en las heridas que manchaban el puro rostro de México.

¿Yo provoque esto?

Me lastimaba verlo de esa manera, sufriendo por dentro y que no pueda abrir sus ojos y mirar lo hermosa que es la luna esta noche y que nos mira con compasión, tome su mano derecha que recibía suero vía intravenosa y lo retire, quería que su cuerpo dejara de recibir medicamento para poder darle uno especial que estuve guardando, pero debía esperar al menos tres minutos para aplicarlo.

— Amor mío —me dirigí a un pequeño mueble cerca de la ventana y saque de un pequeño maletín de metal un pequeño frasco esterilizado y en hielo—, jamas quise lastimarte, pero fue mi culpa que terminaras en ese estado, así que remediare mi error —mire mi reloj de muñeca faltaban dos minutos, después saque una jeringa nueva y comencé a llenarla con el medicamento especial.

Esto lo hice como un plan B por si las cosas se complicaban pero si soy completamente sincero no quería llegar a esto pues solo haría que mi pequeño México sufra aún más pero realmente lo esta haciendo ahora, mi mirada fue hacia arriba donde pude ver lo luminosa que estaba la luna siendo la única testigo en este acto.

Me encamine hasta la cama para poder darle a esta bella durmiente su final feliz, tome su brazo y busque la vena en el antebrazo, solo necesitaba pinchar la vena, pasar el liquido que actuaria en cuestión de segundos sin ninguna pisca de dolor.

— ¡Detente! —no me di cuenta de cuando retiro el seguro o cuando había llegado, parece que el mundo conspira en mi contra paro que no estemos juntos—. Suelta la jeringa y aléjate de él.

— Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos —nuevamente cara a cara, discutiendo, pero esta vez no es un tema político, esta vez era por quien se lo llevaba primero.

La respuesta es bastante obvia y se lo hago saber con una sonrisa que muestra mis colmillos y mi mirada era retadora quería ver con mis propios ojos quien de los dos era más rápido si él activando el gatillo y terminando con mi vida temporalmente o yo inyectando el medicamento en México alejándolo para siempre de él.

(...)

Una segunda parte de esta historia, que espero sea de su agrado (⁠ ⁠◜⁠‿⁠◝⁠ ⁠)⁠♡

Segunda Temporada: Sin Señal: Susurro de Amor.

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