٬ ➷ 𝐏erfect omega⠀⛧⠀𝗦uku𝗙ushi ׁ

prólogo

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En la antigua y gran muralla China, un soldado de cabellos azabache atados en un moño y con ligera barba, caminaba cumpliendo con su diaria tarea de vigilar el perímetro. Como era de madrugada, pretendía estar atento.

De pronto, un alcon quito su casco; llamando su atención y viendo como se posaba en la punta de un mástil con la bandera China. El sonido de un gancho siendo lanzado y quedando entre los barandales de la muralla de piedra lo alarmó. Curioso, se acerco para ver de dónde venía aquello, hasta que varios ganchos más aparecieron a la vista. Ahora alarmado, se alejo rápidamente yendo a la torre.

──¡NOS ATACAN! ¡ENCIENDAN LA SEÑAL!──grito alarmado──

Un hombre con el doble de masa muscular y semi-desnudo apareció saliendo de la pequeña torre, rápidamente el soldado subió por la escalera de madera que se encontraba al lado. Pero el otro hombre fue más rápido, cortando la escalera a la mitad con su espada. Rápidamente el soldado trepó y agarro la antorcha encendida.

De repente, una figura con abrigo y capucha apareció en la oscuridad, fijando sus orbes en el soldado con la antorcha. Se acerco dos pasos, quitándose en el proceso la capucha y mostrando su cara, dejando estático al soldado. El alcon que anteriormente parecía haber dado la señal ahora estaba en su hombro.

──Suguru Geto... ──susurro, aún sin creerlo. Pero sin perder más tiempo, tiro la antorcha y encendió una gran flama. Haciendo que las otras torres repitieran la misma acción con el fuego.── Ahora toda China sabe que están aquí.

El azabache giro su cabeza hacia atrás, mirando las señales de fuego. Y tal como había dicho aquel débil soldado, ahora toda China sabría de su ataque. Volvió a enfocar su mirada en aquel guerrero que lo miraba atentamente, con un brillo de esperanza y en un intento de hacerle frente con su ceño fruncido. Suguro rompió el mástil de la bandera a la mitad, y quemando la tela en aquel fuego, sonrió en una mueca tranquila.

──Perfecto.

El pelinegro entro por las grandes puertas del palacio, las cuales lo llevaron a dónde se encontraba el emperador Nanami en su trono. Detrás de él se encontraba su ayudante; Shoko. Como siempre, con sus anotaciones y listo para escribir lo necesario o ayudarlo en todo lo que necesite. Pudo notar la mirada de curiosidad en el emperador, por lo que cuando estuvo lo suficientemente cerca, se arrodilló.

──General Choso, no esperaba verlo. ¿Alguna noticia? ──pregunto, mientras notaba su ligera preocupación──

──Majestad, los Hunos han cruzado la costa norte. ──respondió mientras ahora su mirada se enfocaba en el mayor, sorprendiendolo──

No tenía palabras para aquello, realmente no se lo esperaba. La joven de cabellos castaños oscuros se encontraba estupefacta ante la noticia, aún sin creerlo y mirando al general, como si esperara que fuera una broma de mal gusto. Pero sabía que eso estaría prohibido, o al menos bromear con un tema así.

──E-Es imposible, ¡Nadie puede cruzar la muralla! ──Nanami elevó su mano, en señal de que Shoko dejara de hablar.──

Lo pensó por unos momentos, miro a su contrario, aún agachado y con dos generales atrás suyos e imitando la misma acción. Esperando que siguiera.

──Suguro Geto es el líder. ──termino por decir, y aunque su tono de voz y expresión no parecían; se encontraba preocupado──. Posicionaremos soldados alrededor del palacio ahora mismo.

──No, las tropas protegerán al pueblo. ──respondió, fijando su vista en el azabache── Shoko. ──la llamo, a lo que al instante tuvo su atención──

──Sí, su majestad. ──respondió al instante──

──Envia avisos de reclutamiento a las provincias, convoca las reservas, y recluta a todos los alfas posibles. ──termino por decir mientras se levantaba de su trono──

──Disculpe, majestad. ──lo interrumpió Choso── pero creo que mis tropas podrán detenerlos.

──No correré el riesgo, General. ──corto sus palabras mientras se paraba frente a él──: un grano de arroz puede inclinar la balanza; un alfa puede marcar la diferencia entre la victoria y la derrota. ──termino por decir──

Choso simplemente asintió y acato las órdenes del mayor.