Recuerdos

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Cuando vivíamos en la otra casa en Barcelona, me gustaba el barrio en el que se encontraba la casa, los vecinos eran muy amables y los hijos de estos llamaban a mi casa para que saliese a jugar con ellos. Pero después de que papá falleciese, mamá decidió que lo mejor sería mudarnos, la casa transmitía muchos recuerdos con papá y así, superar su muerte sería el doble de complicado; dejar todas esas amistades no fue fácil y dejar atrás todos los momentos vividos con mi padre tampoco lo sería. 

Cuando me desperté no estaba en el sofá donde me dormí, estaba en una habitación bastante grande, las paredes eran de color azul oscuro, había cuadros con camisetas y fotos, enseguida supe de quien era la habitación. 

Era de Pedri. Era preciosa la habitación  y la decoración en sí. 

Me levanté y miré un reloj digital que había en la mesita de al lado, DIOS ERAN LAS 9 DE LA NOCHE. 

¿En qué momento había dormido tanto?, no domir las horas suficientes me pasaba factura, sí. Abrí la puerta, me asomé al pasillo y estaba todo oscuro. Caminé por el pasillo sin saber bien a donde estaba yendo, solo seguí las risas que se escuchaban hasta que llegué al salón pero no solo estaba Pedri y Gavi, habían dos personas más. 

-Hola chicos- dije con la voz ronca. 

-Joder que susto- dijo Gavi saltando del susto. 

Los demás comenzaron a reírse y yo me fijé en Pedri. Estaba sin camiseta, con unos pantalones grises pero yo solo pude ver como su torso se tensaba al reírse. Una voz me sacó de la burbuja en la que me había metido. 

-Los ojos de Pedri están en su cara, no en sus abdominales- dijo Gavi de mala manera. 

Mis mejillas empezaron a arder, sabía que el calor y la vergüenza se estaba manifestando. Por inercia miré hacia abajo escuchando como se seguían riendo. 

-La vais a espantar como sigáis así, tios- soltó Pedri. 

Las risas pararon y los dos chicos junto con Gavi siguieron jugando a un juego en la play. 

-Voy a preparar la cena, ¿te vienes, Lia?- me dijo Pedri. 

Asentí y me fui hacia donde estaba él. Cuando íbamos a la cocina, el pesado de Gavi tuvo que abrir otra vez la boca. 

-Tened cuidado, no queméis la casa- 

Y empezaron otra vez las risas, pero esta vez me dirigí a donde estaba. 

-Y si te callas mejor la bocaza que tienes, haz tu la cena y así no pones pegas, amargado- solté ya harta de sus chistes que no tenían ninguna gracia. 

-uh, Gavi- dijeron a la vez los que estaban a su lado. 

Seguidamente todos se reían menos él, caminé victoriosa hacía la cocina y allí me esperaba Pedri en la puerta apoyado, mirándome con una sonrisa de lado.

-Le has dejado en su sitio eh, cariño- 

¿Cariño?

No sabía que contestarle, me quedé blanca y me costaba caminar dentro de la cocina. 

-¿Qué vamos a preparar de cena?- pregunté.

-¿Te apetece que cocinemos pizza?- 

-¿Sabes hacerlas?- pregunté riéndome. 

-Creo que tengo todo para poder hacerlas, además cuando mi hermano estaba en un curso de cocina, vi como me hacía pizza cuando estábamos solos en casa- dijo con esa sonrisa de lado.

-Entonces vamos a hacerlas, chef- 

-Chef, chofer. ¿Qué más necesitas, cariño?- 

Otra vez. ¿Qué le pasaba?. 

-Me llamo Lia, por si ya se te ha olvidado- 

Me encontraba apoyada en la isla que había en medio de la cocina, Pedri estaba en frente mía apoyado en una encimera pero vi como se acercó hasta que quedó demasiado cerca mía, con sus brazos apoyados en la isla, cada uno a un lado mío. 

Me puse nerviosa. Demasiado nerviosa. 

-Lo sé, no se me olvidaría un nombre tan precioso, pero así te llama todo el mundo y yo no quiero ser como el resto- dijo muy cerca de mi cara. 

No me creía lo que me había dicho pero no pude pensar porque mis ojos pasaron de ver sus ojos marrones y dilatados, a ver sus labios. 

Quería besarlo. Iba a besarlo. 

Justo cuando iba a besarlo apareció Gavi en la puerta, como no.

-¡Se puede saber que cojones hacéis!- gritó. 

Nosotros nos separamos al instante, quedando uno al lado del otro. 

Miré a Pedri y su mirada era de odio hacía Gavi. 

-¿Te quieres ir a tomar por culo de aquí?- soltó molesto. 

-Os ibais a besar, a mi no me engañáis, lo he visto- salió de ahí riéndose. 

Nos miramos otra vez pero yo estaba incómoda y creo que eso lo notó Pedri porque habló para cortar el silencio que se había creado. 

-Vamos a hacer la pizza, mejor- 

-Vale, vamos- dije bastante cortada. 

Pedri me fue diciendo los ingredientes que se necesitaban y yo los iba sacando de la nevera. Teníamos todos los ingredientes y comenzamos a hacer la masa de las pizzas, cada uno le pondría los condimentos que quisiese a la suya. 

Cuando terminamos de hacerla, la dejamos reposando mientras que yo me ponía a jugar con los otros dos chicos, se llamaban Eric y Ansu. Gavi me decía comentarios de lo mala que era jugando pero yo siempre tenía respuesta para sus comentarios, Pedri veía su móvil aunque yo de vez en cuando, por el rabillo podía ver como Pedri y Gavi se miraban pero no le di importancia y seguí jugando con los chicos. 

Después de que pasase el tiempo de reposo, nos fuimos todos a la cocina a armar las pizzas. Nos pusimos de manera que Gavi estaba a mi izquierda y Pedri a mi derecha, Eric al lado de Gavi y Ansu al lado de Pedri. 

Comenzamos a poner los ingredientes hasta que Pedri y yo coincidimos a la vez en coger el bote de tomate. 

Nuestras manos conectaron al igual que nuestras miradas. 

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Hola chic@s, solo vengo a decir que gracias por el apoyo y que tengo tiktok, en el cual iré poniendo contenido de la historia y de los chicos. 

Mi cuenta se llama gaviixpeedri. 

Muchas graciasss. 



Nuestro destino imposible. Pedri González.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora