Mirando hacia el mar, noté algunas nubes de tormenta de aspecto aterrador en el horizonte y esperaba que no se dirigieran hacia nosotros. Lo último que necesitábamos era mojarnos, congelarnos hasta la muerte con hipotermia mientras buscábamos a alguien que nos ayudara. La caminata fue en su mayoría tranquila, ocasionalmente interrumpida por una pequeña charla sobre lo que comeríamos cuando fuéramos rescatados, o si Kong continuaría navegando después de esta experiencia. Lo haría, pero solo porque el dinero era muy bueno.
Hubo una discusión sobre lo que me esperaba en el futuro, pero fue breve. No tenía idea de qué haría con mi vida después de perder a mi padre, mi única fuente de apoyo y aliento. Tenía una Maestría en Negocios y planeaba trabajar con papá en su compañía, Industrias Rojnapat . Ahora no estaba seguro de ese plan. Estaba solo en el mundo. A pesar de que ahora presumiblemente era rico de forma independiente, no tenía nada en mente más que volver a casa y llorar la pérdida de mi padre.
Noté las nubes de tormenta, que se acercaban rápidamente a la isla, estas cambiaron su posición en mi línea de visión. Pronto, estaríamos en el otro lado, de regreso donde comenzamos, y la tormenta inminente estaría fuera de mi línea de visión. Dejé de caminar.
—Arthit ¿Qué es? —Kong preguntó, mirando las nubes de tormenta.
—Creo que ya sabes la respuesta a esa pregunta.
—No creo que vayamos a encontrar a nadie y la tormenta se acerca. Tenemos que volver a la balsa y agacharnos para pasar la noche. —Lo miré confundido. —El sol también se está ocultando.
—Bueno, supongo que será mejor que caminemos y peinemos la orilla en busca de algo útil.
—Buena idea —me dijo, sonriendo, —¿Qué te hizo pensar en eso?
—Veo mucha televisión — le dije riendo —y Bear Grylls está bueno.
—¿Quien es Bear Grylls?
—Es un ex militar, experto en supervivencia tiene un programa de televisión. Veo muchos de esos programas. Me da una sensación de aventura, sin ensuciarme. ¿Has visto supervivencia al desnudo? ¿Nunca has visto ninguno de esos programas?
—No, no veo mucha televisión —respondió tomando una botella de plástico de refresco —me gusta más ir a discotecas y emborracharme tanto como sea posible. Las mujeres calientes y la cerveza fría gobiernan mi vida.
Ignoré el ingenioso giro de la frase con silencio y continué caminando. Aunque ya estaba seguro de que era heterosexual, no me gustó que lo confirmara. No es que fuera gran cosa, pero había desarrollado una mala impresión de los hombres heterosexuales a lo largo de los años. Solo servían para una mamada ocasional cuando sus chicas no querían o para el polvo raro cuando tenían curiosidad. Aparte de eso, tendían a ser innecesariamente críticos y optimistas.
—Entonces, ¿aprendiste mucho de esos programas de supervivencia? — me preguntó, alcanzándome con otra botella plástica de refresco en la mano.
—¿Un poco, por qué?
—Porque no sé nada de supervivencia. Soy una rata de ciudad, con una juventud malgastada que apenas sabe como sobrevivir en la jungla urbana. Tú puedes ser mi mejor oportunidad de sobrevivir a esto.
—¿Así que? —Pregunté, un poco a la defensiva, pensando que me estaba despreciando de alguna manera.
—Que entonces, tú eres el jefe. Dime qué hacer y lo haré sin dudarlo. Seré el bronce de tu cerebro.
—La fuerza — le dije rodando los ojos. Me miró confundido. —Eres la fuerza de mi cerebro, no el bronce.
—Lo que sea. Ya sabes a lo que me refiero.
El trueno retumbó en la distancia y pude ver las nubes de tormenta que comenzaban a engullir la cima de la montaña cerca del centro de la isla. El viento barrió la parte superior del bosque, expulsando el calor del aire. Rápidamente me di cuenta de que teníamos poco tiempo para formar un plan antes de enfrentar nuestra primera crisis.
—Lo primero que necesitamos es refugio por esa tormenta — dije sintiendo el viento frío envolver mi cuerpo, dándome un poco de escalofrío. —Creo que podemos refugiarnos en la balsa por la noche. Después de eso, necesitaremos encontrar una fuente de agua potable y comida.
—Pero una olla estaría bien cuando tengamos un fuego — dijo corriendo delante de mí para reclamar una olla grande que se había varado en la playa. Lo estaba examinando cuando lo alcancé. —Es del yate. Tiene el logo de la compañía. Ambos lo miramos solemnemente un momento antes de que la atención de Kong fuera capturada detrás de mí.
—¿Qué es? — Pregunté, dándome la vuelta. Había un alto afloramiento de roca que dividía la línea de árboles, la sección más baja de la montaña detrás de ella. Dentro había lo que parecía una cueva.
—¡Creo que se donde viviremos hasta que nos rescaten! —dijo emocionado.
—Lo revisaremos luego. Ahora mismo, tenemos que volver a la balsa.
—Pero podríamos pasarlo aquí.
—No sabemos si está adecuado para eso. Podría haber algo más viviendo allí, y no tenemos tiempo para explorarlo en este momento. Además, hay cosas en la balsa que necesitamos.
—Está bien, jefe —sonrió claramente impresionado por mi decisión —Tú diriges y yo te sigo.
Regresamos a la balsa justo cuando el cielo se estaba oscureciendo y la balsa flotaba en la marea, chocando contra la costa. Lo llevamos a un terreno más alto, asegurándolo debajo de algunos árboles colgantes.
Empecé a quitarme la ropa, hasta quedarme en ropa interior, y él me miró desconcertado.
—No quiero mojar la ropa. —mencioné —No quiero correr el riesgo de hipotermia si no puedo terminar antes de que comience a llover. Sube a la balsa y busca una manta térmica.
Salí a un espacio abierto y comencé a cavar una zanja y a recolectar piedras al azar de la playa. El viento me enfrió la piel con un cambio repentino de temperatura y supe que estábamos a punto de recibir un golpe fuerte. Volví a la balsa y tomé la manta térmica.
—¿Qué estás planeando? — Kong preguntó.
—Cubre la zanja con el Mylar para atrapar el agua de lluvia. Vuelvo enseguida. —El trueno sonó con un estruendo por encima de mí y me agaché instintivamente.
Me di la vuelta para regresar a la trinchera, desplegando la delgada lámina de Mylar mientras caminaba. El viento lo atrapó, retorciéndolo. Intenté aplanarlo, pero seguía moviéndose sobre mí. La lluvia comenzó a caer fuerte, picando rápidamente mi piel expuesta con su toque helado y pronto me empapé.
Justo cuando estaba a punto de rendirme y aceptar mi derrota, vi a Kongpob entrar en mi línea de visión. Estaba desnudo, su cuerpo musculoso, su pecho desnudo y su estómago de lavadero, su dotación gruesa y obvia y lo miré con sorpresa.
—No uso ropa interior — se encogió de hombros, —y parece que necesitas ayuda.
Juntos, recubrimos la zanja con la lámina de Mylar, asegurándola con rocas y arena, luego corrimos de regreso al refugio de la balsa salvavidas, riendo con nuestro triunfo. Una vez dentro, nos relajamos un momento y recuperamos el aliento antes de vestirnos para combatir el frío de la lluvia, lo que obligó a quitarme la ropa interior mojada. Toda pretensión de modestia entre nosotros desapareció a partir de ese momento.
Puse la olla fuera de la balsa para recolectar más agua, agua que pudiéramos beber mientras esperábamos la mañana. Al volverme, escuché un leve clic y vi a con su encendedor. Lo estaba probando para ver si funcionaba, y contuve la respiración, pero todo lo que pudo generar fue una chispa.
—Un paso a la vez —le dije, —resolveremos el fuego.
—Esta noche, probablemente deberíamos acurrucarnos para calentarnos —sugirió —podemos compartir la manta térmica que tenemos.
Estuve de acuerdo y me moví para acostarme a su lado mientras desdoblaba la manta. Nos juntamos instintivamente mientras nos relajábamos para dormir. Envuelto en sus brazos, mi rostro acariciado en su pecho, maldita sea tuve una erección toda la noche.
🌴🐢✨
Seguimos luego 🥰
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𝐂𝐚𝐬𝐭𝐚𝐰𝐚𝐲 KongArt
AdventureLuego de que una tormenta inesperada destruyera la embarcación en la que viajaban, dos jóvenes quedan varados en una isla desierta, sin saber cuándo y cómo los rescatarán. Ambos hombres tendrán que ayudarse mutuamente en las distintas tareas para so...