De vuelta

112 8 0
                                    

CAPÍTULO 1

Era una típica tarde de viernes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Era una típica tarde de viernes.

James había terminado otra semana de trabajo aburrido en el Ministerio de Magia, y había vuelto a casa con su bella esposa, Lily, y su hijo de siete años, Damien. Después de la cena, Lily siguió con la rutina habitual de acostar a Damien, comenzando por darle un baño mientras James se acomodaba junto al fuego, con una taza de té en la mano.

Las llamas de repente se volvieron verdes y saltaron seis pies de altura antes de disminuir por completo. James miró las caras familiares de los tres visitantes. Sirius, Remus y Frank le sonrieron.

—¡Hola, Cornamenta!— le saludó Sirius, saliendo de la chimenea.

Remus y Frank le siguieron, tan pronto como el pie de Frank dejó la chimenea, las llamas anaranjadas regresaron,y la chimenea volvió a la normalidad.

James les sonrió.

—Al menos podrían avisarme que vienen.— se quejó juguetonamente. —Podría haber estado ocupado.

Frank agitó una mano hacia él.

—Son las siete de la tarde y tienes un niño de siete años en la casa.— le guiñó un ojo. —¡No estarás ocupado por los siguientes diez años por lo menos!— se rió.

—¡Hablas por experiencia!— le respondió James lanzandole un puñetazo amistoso, pero su compañero Auror y miembro de la Orden saltó fuera del camino, riendo más fuerte.

Sirius se dirigió a la cocina, hurgando entre las ollas y platos.

—¿Queda algo de cenar?— preguntó.

—¡Las sobras están en la nevera!— James le gritó.

—¿Cómo puedes tener hambre después de todo lo que comiste en el restaurante?—Remus le preguntó a Sirius, siguiéndolo a la cocina.

—Tengo un metabolismo muy rápido.— Respondió Sirius, sacando comida del refrigerador.—Necesito ser alimentado a intervalos regulares.

—¡Eres un niño!—reprendió Remus.

—¡Por eso soy tan malditamente guapo!— Sirius sonrió mientras comenzaba a picotear la comida, sin molestarse en buscar un plato.

Los cuatro hombres se acomodaron en la sala de estar, charlando animadamente sobre todo; desde cosas del trabajo hasta los asuntos de la Orden.

—¿Crees que Dumbledore tiene razón?—Sirius preguntó de pronto.—¿Podrían los Gigantes realmente convertirse ennuestros aliados?

—Solo hay una manera de averiguarlo—. respondió Remus.

—Hagrid parece pensar que es bastante sencillo.— Frank añadió.

Todo es sencillo para Hagrid.— James dijo con una sonrisa irónica. —Cuando se trata de bestias potencialmente peligrosas, Hagrid tiene su perspectiva única sobre ellas.

To correct a wrongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora