capítulo 3

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Había sido el fin de semana más caótico que Craig había tenido desde que tenía memoria. Dos días que se convirtieron en un infierno cada que su padre pisaba la casa. Lo mismo; regaños, forcejeos, reproches y golpes que hicieron al azabache rogar porque iniciara de una vez el maldito Lunes para así tener una excusa y salir de su casa de una vez por todas.

Tuvo además el tiempo suficiente para reflexionar luego de esa llamada con su amigo Tolkien. Sí, claro que una parte de el quería delatar a ese tal Tweek Tweak con sus padres y así salir limpió de todo ese teatro montado por Thomas, pero su conciencia le gritaba que todo era una tontería y que de nada le servía darle nombres o explicaciones a sus padres, de cualquier forma había sido -dentro de lo que cabe- su decisión drogarse esa tarde.

—Que raro que tus padres no te quitaran hasta la escuela.– Habló Donovan en un tono burlón mientras caminaba detrás de Tucker en el pasillo principal de la SouthPark High School.

—Ya cállate Clyde, que si no te hubieras puesto a vomitar todo el maldito baño nada de esto estaría pasando.– Bufó el moreno para luego detenerse en su casillero y guardar uno que otro libro.

Clyde no era tan gracioso y Craig era demasiado hostil cuando estaba enojado. Todo apuntaba a que seria un día asquerosamente pesado, puesto que por todos lados ya se murmuraba sobre ellos tres y lo sucedido el sábado en la pista de patinaje. No faltaban chistes de mal gusto, miradas y señalamientos que ponían incómodo -sobre todo- a Tucker.

Y a pesar de que las primeras tres horas de clase tuvieron un -dentro de lo que cabe- día normal, todo se puso algo intenso a la hora del almuerzo. Cuando en el comedor fueron rodeados por chicos de grados mayores preguntando quién era su proveedor. Tucker no estaba para nada contento con su nueva y absurda reputación, ya no estaba pasando desapercibido y tampoco podía huir simplemente y negarlo todo. En ese lugar todo el mundo se conocía, más de uno fue testigo de esa tarde y eso enfurecía al azabache.

—¿Y qué?, ¿También son mágicos estos, “Fucker”?– Eric Cartman, sostenía el sándwich de Craig y lo examinaba bajó la mirada del mencionado. En cuanto este intento arrebatarle su comida, el castaño le pegó un buen mordisco.

“Vete a la mierda, Eric” pensó mientras cerraba fuertemente sus ojos al sentir como su comida era embarrada en su gorro, con la sensación de mostaza cayendo sobre su frente.

No podía hacer nada, no podía defenderse ante alguien mayor y que evidentemente le superaba en masa. Sólo escuchó las risas de Cartman seguido de unos insultos por parte de Clyde.

Craig se levantó sin decir ni una sola palabra más y quitó el gorro de su cabeza, si Thomas se enteraba de todo eso el castigo sería tres veces peor que antes. Casi podía escuchar los reproches que le harían.

Caminó hacía el baño, empuñando el chuyo y quitando con ayuda de su mano los restos de comida en su rostro. Estaba enrojecido, ni siquiera era la vergüenza, sino que de verdad deseaba reventar a ese castaño a puños.

Una vez llegó al baño, acomodó su cabello aplastado y sudado por estar tanto tiempo bajo ese gorro azul. Metió este mismo al lavamanos y talló los restos del sándwich.

“No es gran cosa”. Pensó.

Sin embargo, sus ojos empezaron a humedecer rápidamente; sus manos temblaban todavía sumergidas en el agua y su respiración se cortaba.

Mala semana.

—¿Estás bien?

Su voz.

Tiró el gorro como reflejo a la cara del rubio cuando se dio la vuelta, asustado y con sentimientos encontrados.

Call Me Again [AU CREEK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora