Crítico de fantasmas

52 5 3
                                    

Había pasado ya mucho tiempo desde el incidente con Senju, para sernos sinceros. Vale, no había sido tanto, pero si un par de meses o así. Senju ya no era nunca más un fantasma, sino una persona humana que tenía carne y cerebro, no como la mitad de los fantasmas. Ella, como ya se había comentado anteriormente, se había quedado a vivir en la misma casa de su amigo Mikey, junto a su hermano mayor, Sanzu, al que le había estado molestando desde que se había convertido en fantasma. Ahora, se encontraba mucho mejor. No estaba del todo curado, es cierto, pero ya por lo menos podía moverse mejor, sin necesidad absoluta de una silla de ruedas. Mikey y Emma vivían allí también, obviamente. Y, bueno, sin contar que las clases ya habían terminado, ya casi llegaban las vacaciones de Navidad a la casa de los Sano. ¿Y qué mejor sería disfrutar unas vacaciones sin fantasmas y con los amigos? El problema era... Que amigos bien vivos tenían dos o tres más. En fin, cuantos más mejor, supondremos. Draken y Takemichi también se habían casi recuperado de sus heridas de guerra y se pasaban los días en casa de Mikey ya bien jugando o haciendo cualquier otra cosa, como ver una película. Claro que, ¿quién no ve películas de Navidad en Navidad?
Sanzu: Me parecen una verdadera tontería y todas son tan repetitivas que me dan náuseas... Siempre con su espíritu alegre, con moralejas al final que no le sirven a nadie y haciendo que todo es tan feliz... ¡Puaj!
Mikey: Yo no me quejo. ¿Cuánto dura la película?
Draken: Hora y media.
Sanzu: Hora y media de sufrimiento.
Mikey: Hora y media de siesta.
Emma: Para eso vete directamente a la cama.
Subió los hombros. Pero bueno, poco más se podía hacer. No nevaba ni llovía como en todas las historias de Navidad, pero fuera hacía mucho frío y no apetecía salir. Pero, el problema también venía de ver la película...
Senju: ¡Ay! ¡Esa película es muy buena!
Sanzu: La hemos visto tres veces esta semana ya...
Senju: Yo siete, pero sin ti.
Mikey: ¿Y qué tal esa del tío verde?
Draken: No, es un rollazo...
Takemichi: Y la típica de Navidad tampoco llama mucho...
Senju: ¿Quién ha dicho que hay que ver una peli obligatoria...?
Sanzu: ¡Qué yo no quiero ver una película! ¿Para qué? Si me voy a aburrir con cualquiera ya puede ser de Navidad o no...
Draken: Osea, que has descartado cualquier tipo de película.
Sanzu: Sip.
Senju: De terror.
Sanzu: Mhm... Te la acepto.
Senju: ¡Toma ya! Por una vez, ha elegido mi opción.
Mikey: Pero, ¿el del tío verde no es de terror...?
Suspiraron. Bueno, pues siguiendo la idea de los dos hermanos, buscaron una película de terror interesante que ver en un día de Navidad. Aquí vino el segundo problema... O ya no sé cuantos llevamos.
Draken: ¿Esta os gusta?
Takemichi: ¡No! Me da miedo.
Sanzu: Pues ponla.
Emma: Hm... Esa de ahí abajo tiene también buena pinta, ¿no creéis?
Senju: Ya la he visto. El asesino es el jardinero.
Emma: Vale, me callo.
Takemichi: ¿Por qué tiene que ser de miedo la peli...?
Mikey: ¿Vamos a poner ya una peli o me voy a la cama a echarme la siesta...?
Emma: Mikey, son las ocho.
Mikey: Me puedo levantar a las diez, todo bien.
Sanzu: ¿Hay alguna de algún exorcismo? Me gustaría saber si lo hacen como nosotros lo hicimos o los efectos especiales son para asustar a los niños.
Le miraron, pero le dieron la razón. Menos las dos chicas, todos habían hecho un exorcismo y lo que decía Sanzu era interesante. Buscaron algo así y encontraron varias películas. La mejor valorada fue la elegida. La pusieron, apagaron las luces y se sentaron a verla. Al final, ni Navidad ni nada, solo terror.
Durante dos horas y media de película, mantuvieron todos los ojos en la televisión. Como habían pensado, no había sido igual a lo que ellos habían hecho. De hecho, lo iban criticando como expertos.
Takemichi: Demasiada luz, ahí no aparecería ningún fantasma.
Draken: ¿Por qué tanta vela...? A nosotros no nos sirvió para hacer absolutamente nada...
Sanzu: El poseído parece que lo está disfrutando... ¡Yo tenía los ojos en blanco y estaba echando veneno por la boca! Anda ya, que falso...
Los otros tres les miraban con cara de curiosidad. Emma no estaba allí, Mikey se había desmayado y Senju no recordaba nada. Entonces, fijó su mirada en la televisión. En todas las películas de terror ha de morir alguien importante, y suelen ser los mejores amigos del protagonista. Cuando salió esa escena tan deseada por la película, Senju notó un cambio en sus amigos. Tal vez, un movimiento repentino o un brillo en sus ojos de lástima. En un principio no pudo entender muy bien porqué esa reacción de cada uno, pero luego pudo comprobarlo cuando otro movimiento inesperado ocurrió. Uno de cada uno. Mikey agrandó los ojos, Sanzu miró a otro lado, Draken se levantó y Takemichi paró la película. Las dos únicas chicas miraron a los chicos y sus reacciones. No se atrevieron a preguntar, por si acaso.
Takemichi: Lo siento... No puedo seguir viendo.
Emma: ¿Te ha dado miedo?
Takemichi: Sí...
Sanzu: Yo también paso de esta tontería...
Se levantó, aguantando su peso contra su brazo bueno y el sillón. Se alejó del salón a tropezones. Cuando cruzó la puerta, los otros se miraron.
Mikey: Sí, yo también paso. Me voy a cenar.
Draken: Ya somos dos.
Al mencionarlo, se laventaron y se metieron en la cocina. Emma y Senju miraron directamente a Takemichi, esperando que él también se fuese, pero no fue así.
Takemichi: Podéis seguir viendo la película si queréis, me parece que yo me voy a ir a casa...
Emma: ¿Estáis bien...?
Takemichi: Sí, sí. Estoy cansado, ya sabes. Me voy.
Emma: Espera, te acompaño a la puerta.
Al final, se quedó sola Senju en el salón. Es cierto que ella no sabía lo que había pasado en un principio, el porqué de sus reacciones y que todos se hubiese ido, dejándola sola y con la película parada. Pero, sí se había dado cuenta de lo que pasaba realmente. Ese personaje les había recordado a todos sus amigos, los cuales ella había matado, que no habían podido seguir viéndola. Y de pronto, el sentimiento y peso de culpa le cayó sobre los hombros como una piedra desde un barranco. Se mordió los labios. Era su culpa, no había duda. Todos sus amigos habían muerto por su culpa, sus poderes y su carácter egoísta y ahora todos se sentían vacíos. Y eso qué ya había pasado tiempo. Senju se levantó, caminó hasta y por el pasillo hasta meterse en su cuarto. Al final, el salón quedó vacío al completo, con todo medio tirado, sobretodo los cojines, y la película parada. Aún quedaba una parte entera que nadie iba a ver por distintas razones.

Viaje fantasmal (Senju 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora