Capítulo 10

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Cuando nos asignan nuestra habitación del tren Peeta y yo vamos directa a ella. No hay mucha diferencia como a las de los juegos solo que esta esta mas grande y tiene una cocina.

-Oye- me llama Peeta tirandome de un brazo, sacandome de mis pensamientos- ¿qué pasa?

-Nada- le conteso

-No creo que llevar callada todo el camino a la estación se nada, enserio Kat qué tienes- dice poniendo un mechon detrás de mi oreja.

-Es solo que ver estos trenes después de los juegos e ir al distrito 4 con mi madre y el recuerdo viviente de Finnick en la habitación de a lado no es algo que me haga sentir bien.

-Tranquila, Kat. Recuerda esto.... siempre.- acto seguido me besa

-No puedes usar esa palabra solo para coquetear, sabes que es mas que eso- le digo

-¡qué! , tu y yo juntos para SIEMPRE, toda la vida- me vuelve a Besar

-Peeta- digo riendo

-Oye, sabes que te amo no importa que.

-Y yo a ti- y ahora soy yo quien lo besa.

Nuestro beso dura unos minutos hasta que él lo interrumpe.

-Tengo que ir a arreglar unas cosas con Haymitch, lo siento- dice apenado

-No, no hay problema yo espero aquí-

****
-Descerebrada, ¡Abre la maldita puerta!

-¿Qué quieres?- le digo enojada cuando abro la puerta

-Llevo tocando la puerta por más de 5 minutos y no abres.

-Perdona, no me había dado cuenta que me estaba dormida

-Tengo que hablar contigo.

-¿Qué pasa?

-Se que te incomoda el hecho de que este saliendo con Gale, eres mi mejor amiga y creo que tengo que ser la primera en decirte esto- acto seguido me enseña el añillo que lleva en la mano.

-¿¡Te vas a casar con él!?

-Si, ¿no estas enojada conmigo por eso?

-Encerio, ¿debería?, digo después de todo lo que ha pasado creo que necesitamos algo de paz y bueno eres tu la que sale con Gale no yo y lo quieres.

-Wow, lo tomaste mejor de lo que esperaba

Ambas reímos.
Hay algo extraño entre nosotras dos, llevamos llevándonos bien desde hace tiempo y es algo no había sucedio cuando estábamos en el 13.
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-¿Que tal todo?- pregunta Peeta
-Creo que bien, no hay nada de que preocuparnos con Gale, se va a casar con Johanna.
-¿Por qué crees que estoy tan tranquilo?- dice Peeta sonriendo
-¿¡Sabías y no me dijiste nada!?
-Kat, Johanna así lo pidió, no quería que lo tomaras a mal, pero creo que ese no es tu tipo de relación con él.
-¿¡Cuál es mi relación con él!?
-Ya Nada, oye....- se rasca la cabeza- vamos a caminar al bosque, escuche que van a parar al tren un rato.
-Está bien, vamos.
...

-Peeta, perdón, no se que pasa... hemos estado muy bien nosotros solos, pero desde que aparecieron ellos otra vez en nuestra vida su recuerdo permanece vivo y es algo que ya había aprendido a lidiar con.
-Nada es estático en esta vida, Katniss, eventualmente tendremos que aprender a vivir una vida con ellos presentes.-Me mira haciendo un gesto melancólico.
Durante mucho tiempo he sido experta en ocultar lo que siento, pero creo que he llegado al punto en el que no puedo seguir solucionando todo sin ayuda; decido que es el momento de hablar sobre cómo me he sentido física y mentalmente los últimos días.
-Peeta, creo que tengo que hablar con del doctor Aurelius- le digo al fin.
-¿Por qué lo dices?- me pregunta preocupado.
-Últimamente me he sentido cansada, mareada, triste, enojada, en fin, tú me haz visto, y la verdad es que no me gustaría caer en depresión otra vez.
-¿Necesitas que haga algo por ti?
Me resultan extrañas sus palabras, pero creo que no hay mucho que decir al respecto. Es verdad que necesito hablar con Aurelius, han pasado pocos meses desde que hablé con el, y mencionó la probabilidad de que pudiera deprimirme de verdad después de un trauma como el que viví.
-No quiero estar triste otra vez, y ahora no me siento bien, necesito aclarar mi mente. - Como respuesta no obtengo palabras sino un abrazo, un abrazo cálido lleno de cariño, lleno de apoyo.
-Estaré aquí para lo que necesites- acto seguido, me toma de la mano y regresamos a nuestro cuarto en el tren.
...
Es temprano, no hace mucho que anocheció, Peeta está dormido, y yo sigo sopesando la idea de hablar con Aurelius. Si no, no se que pueda ser de mi en un futuro, de Peeta, en fin, para tener 18 años, he sido obligada a madurar y a vivir cosas de adultos, maté, vi morir, fui el símbolo de una revolución, estuve en guerra, peleé.
Mi cabeza empieza a doler, suficientes emociones por hoy, pero no soy capaz de calmarlas, no puedo callar esta voz. Comienzo a caminar por el cuarto, tratando de disipar mi mente, pero no lo consigo, se que estoy sufriendo un ataque de ansiedad y no lo puedo controlar.
-Peeta-. Lo llamo y mi voz suena más temblorosa que nunca.
Se despierta y me mira con preocupación.
- ¿qué sucede?- se levanta de la cama y viene hacia mi, ya se dio cuenta de cómo me tiemblan las manos.
-No puedo...- Sollozo y mi cabeza empieza a nublarse.
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Encontré este borrado de hace muchísimo tiempo, nunca lo publiqué hasta ahora. Un pequeño regalo.

Los Juegos del Hambre: La Historia ContinúaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora