09.- Navidad | parte uno

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                                                                         25 de diciembre del 2018

Hace un poco más de dos años.

El día en el que Sunghoon y él tuvieron sexo por primera vez. Justamente después de 10 meses de relación. Increíble, ¿cierto? Mucho, demasiado tiempo para alguien tan vicioso sexualmente como Sunoo. Tal vez esos diez meses hubieran sido los más agonizantes de su vida, si no fuera porque Sunoo, mientras hablaba tiernamente con Sunghoon al teléfono sobre la belleza del amor, tenia la polla de uno de sus mejores amigos dentro suyo, para recibir de Heeseung el placer que su novio nunca le había dado, y que enserio estaba necesitando.

Aquella supuesta "primera vez" había sido un completo desastre. Sunghoon, a decir verdad, era terrible en la cama. O tal vez no lo era tanto. Tal vez el problema era que Heeseung era mucho mejor. Que la polla de Heeseung medía unos cinco centímetros más. Que Heeseung sabía susurrarle guarradas al oído y no ridiculeces románticas. Que Heeseung sabía como ponerlo duro sólo con una mirada de lascivia. Que Heeseung sabía hacer las expresiones más obscenas de este planeta solamente con una mamada y con eso nada más, supera a Sunghoon en cualquier aspecto.

Entonces sí. Tal vez hubiera sido eso: Heeseung era mucho mejor.

—Sun... Te tengo un regalo de navidad algo... Especial...—había dicho Sunghoon aquel veintiocho de diciembre, con las mejillas rojas y una sonrisa nerviosa en los labios.

Y el regalo había sido aquella "primera vez". Sin dudas el peor regalo de navidad de su maldita vida. Tuvo que fingir ser virgen. Tuvo que fingir disfrutar de aquel sexo. Tuvo que fingir querer aquel sexo. Tuvo que fingir aquel orgasmo. Y... Bueno, digamos que tuvo que fingir venirse, por el hecho de que se vio obligado a tocarse un poco a sí mismo para llegar a correrse, cuando Sunghoon ya lo había hecho mucho antes. Y resulta que Sunghoon si lo había disfrutado,  porque Sunghoon era virgen. No sabía lo que era follar, joder y ser jodido, tan crudamente duro que terminaba a convertirse en una obsesión. Una droga. Una maldita droga a la cual Sunoo era adicto.

—Te... Gustó... Sunoo?—susurró Sunghoon con la respiración agitada y la frente sudada, posicionándose al lado de Sunoo en la cama, justo después de haberse corrido dentro suyo.

Sunoo no contestó. No era bueno mintiendo. Se levantó de la cama como si nada y se vistió. Estaba en casa de Sunghoon ese día. Su novio le había invitado a su departamento para pasar juntos, sólo ellos dos, la navidad.

—Debo irme.—fijó secamente Sunoo, mientras terminaba de subirse la cremallera de sus vaqueros ajustados.—Es tarde y le prometí a mi familia que estaría en casa a las diez de la noche para celebrar juntos la navidad.

Era mentira. Obviamente.

—Espera, ¿está bien?—preguntó Sunghoon con un tono preocupado, sentándose sobre el colchón—¿No te duele nada? Por el sexo... Digo.

No, Sunghoon. No me duele nada. He aguantado pollas mayores.

La de Heeseung, por ejemplo.

—Si, un poco—volvió a mentir—Tal vez mañana no pueda ni caminar—continuó mintiendo—Y estoy algo pegajoso, me siento sucio—bueno,  eso sí era cierto. El semen de Sunghoon aún estaba atascado en su entrada y le incomodaba el movimiento—Me daré una ducha cuando llegue a casa. Nos vemos, mi amor.

Dejó un suave beso sobre su frente, y se dirigió a la entrada. Bajó las escaleras del edificio y se detuvo en el portón, mirando la transitada calle frente a él. Tenía una sola cosa en mente: Recompensar el terrible sexo que había tenido antes con Sunghoon por uno mucho mejor. Uno que en serio valiera la pena.

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⏰ Última actualización: Jun 02, 2023 ⏰

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