El joven apático, que no le importaría traicionar a su más fiel compañero con tal de sobrevivir, es corrompido por una chica.
Yoritoki Nozomi, quien es todo lo contrario a él, lo hace despertar nuevos sentimientos sin siquiera percartarse puesto qu...
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𝗡𝗼𝘇𝗼𝗺𝗶.
Los primeros tres minutos fueron tranquilos, no había ninguna señal de "la cosa" mientras yo me dedicaba a abrir puerta por puerta de uno de los pasillos con la esperanza de hallar la correcta. Después de terminar con uno de los pisos, decidí subir a otro y recé por no toparme con Arisu. Para mi fortuna, no me encontré con él, ni con Karube pero si con el chico de camisa con cuadros; él seguía confundido mientras vagaba por el lugar y sin soltar el celular que veía con atención. Cuando se percató de mi presencia se apresuró a llegar hasta mí. Retrocedí un poco debido a la velocidad en la que se acercó.
-P-perdón -Se disculpó tímidamente-. Es que aún no comprendo qué sucede... ¿Por qué va explotar una bomba? N-no quiero morir.
Lo miré con lástima antes de colocar una mano en su antebrazo.
-Oye, no vas a morir... -dije, en un intento de tranquilizarlo a él, y a mí-. Todo estará bien si ganamos.
-¿Si ganamos? -Asentí-. ¿Y si perdemos? ¿Va explotar de verdad?
-No pienses en eso. Estoy segura que vamos a ganar... -Me detuvé, sin saber cómo referirme a él.
-Oh, Kōdai Tatta -Se presentó y realizó una reverencia corta-. Gracias... ¿eh?
-Nozomi... Yoritoki Nozomi -Repetí su acción con una pequeña sonrisa-. Vamos, tenemos que apresurarnos antes de que...
Me sobresalteé al escuchar unos disparos repentinos, no tan lejanos, a uno o dos pisos arriba. Me pregunté si alguien de los jugadores había sido asesinado. Solo deseé que no se tratara de Etsumi... ni Arisu o de su amigo, Karube. Claro que en realidad no quería que nadie muriera pero aquí parecía no haber opciones.
-¿E-es "la cosa"? -dijo Tatta con pánico luego de reconocer el sonido.
No supe qué decir, me encontraba igual o más impactada que él. El ruido se repitió pero ahora más cercano, apreté mi agarre en el antebrazo del chico y lo obligué a correr conmigo. Fuimos hasta las escaleras y las bajamos a la velocidad que nuestros píes nos permitieron. Escuché unos pasos detrás de nosotros muy apresurados y me di cuenta que bajando no ibamos a ganar nada. Nos atraparía "la cosa" en cualquier momento.
Me detuvé junto con Tatta en el último de los pisos y le indiqué que me siguiera. Nos escondimos rápidamente en un espacio vacío que había entre la pared, nuestros dos cuerpos entraron sin problemas.
Oímos un gritó y volteamos a ver hacía el pasillo, alguien corría desesperado. De pronto, unas balas lo atravesaron y cayó al piso, justo enfrente de nosotros. Tanto Tatta como yo observarmos el cuerpo aterrados. Se trataba del señor que me hizo saber el significado de cada palo, Nitobe.
