Capitulo I Mi dulce hogar

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Mi nombre en realidades algo complicado, cuando nací mis padres me llamaron maría Josefina Martínez mi madre Claudia Martínez fue una mujer noble siempre obedecía a su marido, era una mujer grande algo robusta con un cabello largo negro, mi padre un hombre muy machista Antonio Martínez era un hombre pequeño siempre con la barba larga y barrigón, fui la hija mayor con 9 hermanos mi hermana Carla Josefa mi hermano Luis Alejandro y los pequeños pedrito, Anita Antonio, Mario, Raúl, Toni y Carmen mi hermana menor. Fue siempre algo duro crecer todos me decían eli desde pequeña vivía en un pueblo pequeño algo aislado de la ciudad Chihuahua teníamos una pequeña granja con algunas gallinas y dos cochinos un árbol de limón en donde colocamos un columpio, las calle eran de tierra solo había una escuela a lo lejos, mis padres vendían huevos de gallina y limón en la ciudad ganaban lo necesario para comer, estudie en las escuelas cercanas fui una de las estudiantes mas dotada me encantaba la biología, no tenia casi amigos me la pasaba con Estefany una chica de mi edad algo molesta ella me defendía si se llegaban a meterse conmigo, fuimos las mejores amigas todo el tiempo que estuve en la escuela cercana donde llegue a la preparatoria a los 14 años solo tenia un sueño, algo que yo deseaba. Llegar a ser un doctor de niños, un pediatra y así sanar ayudar a todos esos niños que no tenían muchos recursos.

Amaba a mi hermana menor Carmen una niña muy dulce con un cabello negro siempre mi madre le mantenía el cabello muy corto para evitar los piojos, tenia un pequeño lunar en la mejilla con tan solo 4 años yo la peinaba a diario la vestía y dormía con ella, mi meta era logar un futuro para ella trabajaría estudiaría por ella, mis padres siempre paliaban por la falta de dinero llegaron a colocar a dos de mis hermanos que dejaron de estudiar a trabajar en la calle, llegaron días muy duros en donde no alcanzaba el dinero y la comida escaseaba en ocasiones no llegaba a comer para dársela a Carmen así estuvimos algún tiempo, mis padre no lograba vender mucho, peleaban a menudo por la falta de dinero en las noches escuchaba a mi madre llorar, y algunos de mis hermanos quejarse del hambre ya la única opción que escuche decir a mi madre era pedir limosna o vende lo poco que teníamos.

Un día 28 de abril a las 7 de la noche llego un hombre a la casa tenia su cabello rizado de piel blanca y era muy gordo usaba anteojos, llego ese día muy nervioso se quedo viendo a Carmen con una mirada muy sádica y pidió hablar con mi padre salieron de la casa juntos y duraron hablando por mucho tiempo cuando mi padre volvió nos mando a dormir de inmediato a mi y a todos mis hermanos, al rato escucha a mama llorar y pelear con mi padre, así que me acerque le dije a mis hermano que no se acercaran me escondí atrás de un mueble y pude escuchar; A mi padre cuando le dijo a mi madre que ese hombre que había llegado a la casa quería comprar a unas de mis hermanas, le dijo en voz muy baja le daré a Carmen, no no por favor le dijo mi madre y se lanzo al piso a llorar, yo estaba escondida llorando no sabia que hacer lo único que pensé fue que nunca dejaría que se llevaran a Carmen, me levante fui al frente de mi padre y le dije yo me iré con ese hombre, pero dejen a Carmen en paz mis padres me miraron sorprendidos, mi padre puso su mano en mi hombro y me dijo si es tu decisión lo acepto, ese dinero le dará de comer a todos tus hermanos.

Al día siguiente llega ese hombre, yo había pasado la noche despierta pensando en mi vida, esa mañana me despedí de todos mis hermanos le di un beso a Carmen y a mi madre ella me dio un cuaderno y me dijo escribe lo que quieras hija y empezó a llorar termino diciéndome adiós pequeñita te extrañare, luego me acerque a mi padre le di un abrazo y le dije al oído; papa adiós por favor cuida de mama y de todos mis hermanos bien, los cuidare y los protegeré dijo el, lo mire a la cara y le dije si me entero que le hiciste esto a cualquier otro de mis hermano o principalmente a mi hermana Carmen juro por todo que vendré y te matare aunque seas mi padre, era lo único que yo pensaba sentía un nudo en la garganta, el me miraba temblando agarre mi maleta Salí de la casa donde me estaba esperando el hombre que me compro.

Me miraba con una sonrisa sádica en su rostro, me daba asco solo de verlo entre en un auto que el había traído mire por la ventana triste porque dentro de mi sabia que jamás volvería a ver a mi familia toque mis piernas mis brazos me sentí muy mal, era como estar sucia, el aroma del auto era muy fuerte olía a algo acido y a alcohol.

Una vez adentro me dijo me llamo Dorancel mucho gusto dulce bebe puso su mano en mi pierna arranco, coloco esa sonrisa sádica se lamio sus labios y nos fuimos dejando atrás toda una vida, mi familia y comenzando mi historia, mi difícil realidad.

Elizabeth Collin,  El Diario de la Viuda NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora