CAPÍTULO 9

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Me río del tonto comentario que hace Gavi desde el asiento de atrás. Yo estoy sentada como copiloto, y ahora mismo nos dirigimos hacia casa del más pequeño para dejarlo allí. A pesar de no haber bebido alcohol, los dos hacen comentarios tan tontos que me hacen plantearme su ebriedad.

Cuando llegamos a casa de Gavi, el sevillano se despide de Pedri con un beso en la mejilla, alegando un "no te pongas celosa eh" que me hace estallar en carcajadas. Me divierto mucho con él y parece que le agrado. Por un momento me regaño internamente, no me permito encariñarme de los amigos de Pedri, me ata más a él.

En cuanto el más jóven se baja del coche, la mano de Pedri se deposita en mi muslo durante todo el viaje, no la mueve, pero tampoco la aparta. Disfrutamos de la música que suena en el coche durante el trayecto, y hablamos de cualquier tontería. La mayoría es él contándome sobre alguna cosa de fútbol o el siguiente partido.

Soy consciente de que mañana tiene entrenamiento, pero aún así quiero dormir con él. La Judith vergonzosa aparece y me niego a ofrecerle dormir conmigo. Así que cuando estamos llegando a mi casa, me preparo mentalmente para despedirme, y volver a pasar unos días sin verlo.

Cuando apenas falta un minuto para llegar hasta mi edificio, su mano se mueve por primera vez. Su mano roza con las yemas de sus dedos mi muslo interno, y me remuevo en el asiento del copiloto. El canario no despega su mirada de la carretera y se hace el loco, pero sé que está ocultando una sonrisa.

Su mano acaricia mi muslo con suavidad, y poco a poco asciende por mis piernas, aprovechando la desnudez que le proporciona mi falda. Respiro con pesadez y cierro los ojos intentando contenerme, su mano sube poco a poco. Cuando está cerca de mi intimidad cierro las piernas por acto reflejo, obstruyendo su mano.

-No recuerdo haberte dicho que cerraras las piernas Jud.- No puedo responder, mi voz no sale de mi garganta.- Abre las piernas Judith.- Despega un momento su mirada de la carretera para mirarme, y yo abro los ojos para sostenerle la mirada. Está totalmente serio, no lo dice en broma. Lentamente acato su orden y abro mis piernas levemente. Sigue conduciendo sin mirarme, pero su mano no se detiene.

Acaricia mis muslos internos y cuando su mano se acerca a mi ropa interior jadeo con fuerza, necesitada. Sus dedos rozan mi humedad por fuera de mi tanga y sonríe.

-Mírate, ya estás empapada.- Su voz se burla de mi excitación e inconscientemente tiro de mis caderas hacia delante, buscando un mayor contacto con su mano. Sus dedos aprietan mi clítoris directamente y suelto un sonoro gemido.

-Ah... Pedri...- Me retuerto nerviosa, ansiosa por un mayor contacto. Cuando abro los ojos el moreno está aparcado en la acera enfrente de mi piso, y agradezco que nadie pase por la calle. En un movimiento brusco separa su mano de mi para desabrocharse el cinturón y acercarse a mí con su otra mano libre. Me agarra con fuerza de la nuca y me besa. Me desato el cinturón y correspondo al beso como puedo.

Su mano, ahora izquierda que antes sujetaba el volante, vuelve a dirigirse hacia mi intimidad. Esta vez no se anda con juegos y aparta mi tanga un lado para hacer contacto directo con mi intimidad y ahogo un gemido en sus labios. Sus dedos se mueven de arriba abajo acariciándome entera, rozando mi clítoris con fuerza.  Lo mueve en círculos y siento como mis piernas tiemblan. Quiero más de él, lo quiero todo.

-Vamos arriba por favor.- Le digo en casi un susurro en sus labios, intentando hablar con excitación. Me mira con dureza, y cuando menos lo espero, introduce dos dedos en mi interior de golpe.- Ahh...- Suelto un grito y se ríe sobre mis labios.

-Sabes que no puedo Jud.- Me dice con voz ronca y yo me muerdo el labio intentando no gemir. Su mano libre sube y me libera el labio, buscando que gima en su boca. Su mano se mueve con rudeza en mi interior. Mete sus dedos dentro y los saca repetidas veces, generando una ola de placer inmensa en mi interior.

Caricias | PEDRI GONZALEZ //+18// Donde viven las historias. Descúbrelo ahora