CAPÍTULO 10: Pétalos de Gardenia.

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La gardenia es delicada y bella. Simboliza la pureza y la dulzura, sus pétalos son finos y perfectamente estructurados convirtiéndola en una de las flores más bellas.

La gardenia simboliza el amor secreto existente entre dos personas y la alegría. Esta flor también simboliza la atracción pura y limpia. Es una flor muy mística vinculada al poder de la atracción y a la energía positiva.

Assane sabe perfectamente que se ha llevado a Min-ho de allí porque no estaba capacitado para seguir escuchando más cosas de esa amiga suya tan impertinente. No tiene ni idea de si Min-ho ha sabido ver las señales de lo que eso implica, pero al menos ya no tiene que afrontar la situación frente a todo el mundo. Si no le queda más remedio que hablar con él, prefiere hacerlo a solas. Además, tiene un grave defecto profesional y en el momento en el que ha visto la mancha de vino tinto en la camiseta de Min-ho no ha podido dejar de pensar en que cada momento que pasaba iba a ser más difícil de quitar. Y eso no lo podía permitir.

Aún no se ha repuesto del encuentro que ha tenido con él esa tarde. Durante muchos años ha soñado que volvía a encontrarse con Min-ho, a pesar de la rabia que sintió cuando comprendió que este le había abandonado y que lo que había ocurrido entre los dos, había significado más para él que para Min-ho. Pero ya hacía tiempo que lo había superado, y jamás hubiese imaginado que acabaría encontrándose con él en uno de sus hostales. Y nada más y nada menos que hablando español a la perfección. Idioma que ahora él también dominaba gracias a Diego. Al hablar en español, Min-ho tiene un fuerte acento que casi hace que Assane pierda la cabeza después de tantísimo tiempo sin verle. Jamás hubiera pensado que, si volvían a encontrarse, esta vez iba a poder entender cada palabra suya. Es idiota, lo sabe, pero una parte de él piensa que podría ser una señal. Porque Min-ho es coreano y él francés y las posibilidades de que ambos aprendieran otro idioma durante estos años (en el que ahora pudieran entenderse) son tan bajas que no se lo cree. De cualquier manera, el mero hecho de haberse encontrado con él aquí diez años después, ya es una señal en sí misma. Lo que pasa es que Assane estaba demasiado en shock para reaccionar de ninguna manera. Y ahora, a pesar de que su corazón se embala de la emoción; la pena y la rabia que sintió durante tanto tiempo, han vuelto a aflorar al mismo nivel, y no puede evitar mostrarse demasiado enfadado.

Siente el calor que emana la muñeca de Min-ho mientras le arrastra en dirección hacia la cocina, y no puede evitar pensar que le encanta el tacto de su piel por leve que sea. Aún no se cree que esto esté pasando. No se gira para mirarle ni una vez, es más, intentará por todos los medios no mirarle a la cara en ningún momento, porque siente que perderá la entereza y entonces, cualquier reproche que quisiera hacerle, moriría en sus labios antes de materializarse.

Min-ho no tiene ni idea de dónde le lleva Assane, pero lo cierto es que no le importa. No sabe si ha comprendido bien todo lo que ha ocurrido en la cena, pero, de ser así, ¿puede ser que Assane no le haya olvidado? Esa pequeña esperanza hace que se le olvide lo doloroso que ha sido el encuentro de unas horas antes. Sabe que ambos tienen muchas cosas que decirse, porque, aunque con los años se hubiesen olvidado el uno del otro, lo importante es que, en aquel momento, cuando se despidieron y prometieron seguir en contacto, nunca sucedió. Y Assane, probablemente se preguntó por qué Min-ho jamás le escribió. Ahora mismo le pediría perdón y le explicaría que fue un completo cobarde, pero sabe que no tendrá el valor de hablar si Assane se muestra tan enfadado como antes. Porque Min-ho es muchas cosas, pero valiente no es una palabra que le defina. Aun así, no puede evitar disfrutar del pequeño contacto que le mantiene unido a Assane ahora mismo. Si por él fuera, desearía que no le soltase la muñeca jamás.

En cuanto entran a la cocina, Min-ho empieza a ponerse nervioso. Pensaba que lo de la mancha de la camiseta era una excusa, pero parece que Assane no hablaba en vano. Ya no hay ningún empleado y por un lado siente que es mejor, que así podrán hablar, y por el otro está aterrorizado ante la idea. La camiseta es lo que menos le preocupa en esos momentos. Pero el desconcierto crece aún más en Min-ho cuando Assane le hace atravesar una puerta que da lugar a una pequeña despensa.

EL JARDÍN QUE DIBUJAMOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora