El oji-verde mira el papel que tenía entre sus manos junto al lápiz de carbón que había comprado, intenta no arrugar las hojas y menos perder ese valioso pedazo de madera.
Seguía caminando por los puestos de los comerciantes en el pueblo, Li le había dado a cada pirata una pequeña bolsa con monedas de oro para poder gastar, claro, cada uno debía asegurarse de comprar sólo lo necesario.
Emilio estaba en la busca de las mejores fresas del lugar y hasta el momento ningún lugar lo había convencido lo suficiente.
Emilio detiene sus pasos cuando ve exactamente lo que estaba buscando, ni siquiera mira la cara de la persona que estaba a cargo.
Él sólo pide un kilógramo de forma cortante y paga por ellas, odiaba el contacto visual la mayoría de las veces.
Toma lo que había comprado y sin nada más que hacer se devuelve al muelle, mañana visitaría a Joaquín y si el castaño no llegaba, él se comería lo que había comprado.
El oji-verde ve a lo lejos a ZanJin, ayudando a transportar madera, al parecer había amanecido sin resaca.
El ojiceleste cuando lo ve, baja la madera de su hombro derecho y la deja en el suelo, rebusca en sus pantalones y finalmente saca un pequeño paquete envueltos en paños de cuero.
__Esto tenía tu nombre, lo vinieron a dejar__Emilio frunce su ceño y toma lo que le estaba tendiendo su amigo, desenvuelve el paquete y ambos pueden ver tres dagas perfectamente hechas.
El oji-verde rueda sus ojos y se las devuelve a ZanJin, este lo mira confundido y entreabre sus labios para formular una pregunta.
__¿Por qué las rechazas? Están preciosas__el rizado les da una última mirada y niega con su cabeza.
__Un chico ofreció hacerme dagas a cambio de nada, no confío en él y no las quiero__ZanJin hace una mueca y vuelve a mirarlas.
Tenían cristales preciosos y no parecían ser baratas.
__¿Emilio estás seguro? Estas dagas parecen valer muchísimo, las tuyas están degastadas...__el rizado sólo necesita darle una mirada a ZanJin para que este entendiera que debía callarse y no insistir más.
__Estas dagas eran de mi padre y moriré con ellas__da por finalizada la conversación y se da media vuelta, iría a dejar lo que había comprado al cuarto improvisado dónde todos se estaban quedando, así que a penas entra deja sus compras sobre su intento de cama y suelta un suspiro.
Ni siquiera sabía el nombre de ese chico y ya estaba metiéndose en dónde no le debía.
Emilio le había dicho que no y esa siempre sería su respuesta final, ya dudaba que ese desconocido fuera un simple herrero.
Las joyas que traían eran carísimas y nadie haría un regalo de esa magnitud a un pirata.
¿Qué miérda estaba pasando en este jodido lugar?
Sacude su cabeza y quita el abrigo que llevaba encima, iría a ayudar a sus compañeros para avanzar en su nueva nave.
De esa forma también quitaría todos esos pensamientos de su cabeza.
Quita la camisa de su cuerpo y la deja sobre su cama, era la única decente que le quedaba y no quería estropearla.
Sale del improvisado establo y camina con pasos seguros a través del muelle, se acerca hacia Li el cual se encontraba martillando un par de tablas en el suelo.
El capitán levanta la vista y sonríe al ver a Emilio.
__¿Vienes a ayudar?__el oji-verde asiente y Li mira a su alrededor, sabía lo grandioso que era Emilio tallando y puliendo madera__encárgate de preparar el timón.
Emilio lo mira sorprendido, pensaba que le iba a dar un trabajo más pesado y el hecho de que él hiciera el timón significa muchísimo.
__¿Estás seguro?__Li asiente y vuelve a poner un clavo sobre la tabla, de un sólo martillazo lo clava entero y el oji-verde ríe__bien.
Emilio se dedica toda la tarde al timón, sus manos estaban adoloridas de tanto lijar, pero le gustaba la forma en la que estaba quedando.
Se demoraría un par de días en dejarlo completamente terminado, pero valdría la pena, sería su próximo proyecto.
Emilio quita un mechón de su cabello de su frente y sigue lijando la madera con fuerza, la noche iba cayendo lentamente y las estrellas ya estaban comenzando a iluminar el cielo.
Odiaba estar en tierra, su vida siempre estuvo en el mar.
Creció en el mar, su padre hizo un buen trabajo en cuidarlo cuando su madre había fallecido, las únicas pocas cosas que tenía de ella, eran esos recuerdos en dónde solía contarle historias de piratas y una caja musical que solía abrir cada noche sin falta.
Era su más preciado tesoro.
Su padre le dejó sus dagas y toda su sabiduría.
Emilio estaban tan agradecido con ellos.
El oji-verde se sienta en el suelo sin terminar del barco y apoya su espalda contra este, toca el bolsillo de su pantalón, ese que no se notaba y guardaba su cajita músical.
Era pequeña y liviana, abre esta y le da un poco de cuerda desde el costado, mira los detalles y la acaricia con suavidad.
Su mirada se pone en el cielo, exáctamente sobre las estrellas y la hermosa melodía sonaba de fondo.
Su mente viaja a un par de años atrás intentando mantener con vida los pocos y vagos recuerdos que tenía de su familia.
Emilio había aprendido a valorar cada momento de su vida, porque sabía que podía ser el último.
Había estado al borde de la muerte tantas veces y lo había aceptado, siempre había estado dispuesto a irse si era necesario, porque era su momento.
Sus tatuajes contaban su historia y era feliz con lo que había vivido.
Pero aún seguía aquí, con vida y disfrutando cada día a su manera, importandole poco lo que la gente pensara de él y siéndole fiel a su tripulación.
Emilio cierra sus ojos y tatarea la suave melodía, el frío viento proveniente del mar lo envuelve y su cuerpo se estremece, el oji-verde respira hondo llenando sus pulmones de ese característico olor salado.
Pronto volvería al mar y olvidaría que estuvo un par de meses sobre tierra.
Sólo quería volver a casa.
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OCEAN HEART (Emiliaco)
Fanfiction___❝Emilio Marcos pertenecía a Dragón, una fuerte y tímida tripulación de piratas que navegan en los mares de Grecia. Toda su vida se la había dedicado a ser un buen Pirata y la lealtad hacia su tripulación era lo único que respectaba. Al tener tant...