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La burbuja de la paz mental

Katherine Lombardo

Me encontraba totalmente en una burbuja en dónde me hacía entrar en una paz mental increíblemente hermoso, la música y las notas musicales era algo que me relajaba cada vez que abría la tapa del piano para tocarla y disfrutar cada melodía que sonaba dentro de ella. Era como si me hubiese ido a otro mundo lejano, muy muy lejano.

-Katherine - doy un salto en el banco dejando de tocar la nota que estaba construyendo de a poco , me doy vuelta encontrándome con John en la puerta de la sala de música, lo miro expectante -¿Otra vez tocando el piano?

-Me relaja, John

-Lo sé muy bien eso, señorita Katherine - subo una ceja esperando a que termine de hablar - pero tiene cosas que hacer

-Si, viajar a Estados Unidos - ruedo los ojos para darme vuelta en el banco y encararlo de una vez por todas - no quiero ir a New York, sabes bien que tengo enemigos - lo miro con atención para ver la cara de serio que tenía en ese momento

-Si, lo sé perfectamente. Pero tiene que viajar hoy a la noche, tiene que cumplir con la misión que se le otorga - sonríe tranquilo para no alterarse él. Cada vez que hacía algún berrinche como este se alteraba por mi actitud.

John, un segundo padre para mí. Estuvo con nosotros desde que mis padres murieron en ese maldito tiroteo con los rusos idiotas. Desde ese momento se convirtió en mi padre. Me apoyo y me ayudó en todos los sentidos posibles. Sea armas, pelea contra cuerpo a cuerpo e idealizaciones sobre los planes que tenemos en mente, más el trabajo que contiene llevar la mafia italiana.
John era un hombre alto, con hombros anchos, ojos color marrones, pelo castaño con algunas que otras canas y fuera de lo físico era un buen hombre, siempre apoyando y ayudando a los demás.

-Bien, viajaré - me levanto dejando todo esa paz y esa burbuja hermosa de lado para salir por la puerta, antes de irme a mi habitación para bañarme me doy vuelta para mirar a John con los ojos entrecerrados - te diré algo, me llega a pasar algo y tú tendrás la culpa

-Nunca te pasará nada, sos la dama de la mafia italiana. Tienes a todos a tus pies, todo te saldrá como tú quieres que salga - me dice con orgullo. Sonrío como una psicópata al escucharlos decir eso

-Buena repuesta. Ahora sí, me iré a preparar para este viaje.

-Bien, después ve al despacho te hablaré de lo que harás ahí - le golpeo el hombro tres veces con la palma de mi mano antes de encaminarme hacia el cuarto mío sin decirle nada. El sabia que yo estaría allí en cuanto terminara mis cosas.

Sigo por el pasillo enorme y cuando veo la puerta de mi habitación entro cerrándola detrás de mi, voy dejando ropa en el piso mientras que me dirijo hacia el baño. Me detengo en el espejo enorme que contenía está habitación, me miró y sonrío al verme

Mi pelo castaño oscuro y largo caía por mi espalda con ondulas, mis ojos color azules eléctricos brillaban intensamente, mi nariz perfilada le daba un toque especial a mi rostro, mis labios gruesos se hacían notar. Bajo la mirada a mi cuerpo desnudo y sonrío más viendo mi belleza. Los pechos eran entre grandes y chicos, mi cintura curvada era notable, mis piernas flacas pero con músculos por hacer ejercicios estaban allí mostrando una gran figura de mí. Me pongo de costados llevando el pulgar a los labios para mirarme el culo, era todo lo que siempre quise, uno que se haga notar. El ejercicio me llevo a tener uno intermedio como ahora. Mí cuerpo era especial para mí ya que era lo que me hacía lucir, siempre lo mantengo sea como sea, nadie lo toca si yo no le doy mí consentimiento a que me lo toquen.

Tentaciones infernales [Completa] +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora