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.El sonido estridente de la alarma lo forzó a la consciencia, de inmediato olvidó lo que había estado soñando, pero sabía que soñó algo por esa sensación de que había quedado inconcluso. Eso lo frustró. No por esa mañana en particular, sino porque sucedía con frecuencia alarmante.
Sacudió la cabeza para despejarse, se levantó de la cama con pesadez y se preparó para iniciar la jornada, no podía permitirse llegar tarde a su estudio cuando tenía tantos trabajos por entregar, así que se dio prisa y salió de su apartamento rumbo al centro de Tokio.
Los rayos de sol mañaneros le saludaron, cálidos como se esperaba del verano en pleno agosto. Asahi sujetó con algo de fuerza su bolso colgando del hombro, siempre le ponía de nervios estar rodeado entre tanta gente, quizá esa sería la única desventaja de vivir y trabajar en un lugar tan poblado como la capital, pero valía la pena si podía hacer lo que amaba. Aún así, no terminaba de acostumbrarse al gentío, así que se aferró con sus dedos al bolso cuando llegó a la estación de metro, ahí abordó su línea usual y se posicionó de pie cerca de una de las puertas, eso le daba facilidad para descender el transporte.
Generalmente el metro se llena hasta que no puedes ver ni tus propios pies, pero esa mañana estuvo un tanto más vacío el vagón, eso le permitió echar un ojo por las personas que, seguramente, se dirigían a su trabajo. Abundaban hombres con traje, se preguntó si era realmente cómodo para ellos vestir así día a día, igual que muchas mujeres que iban en falda. Trabajar en oficinas debía ser agotador. Quizá podría aventurarse a diseñar algo, una posible línea ejecutiva cómoda y adaptable, seguro que en días tan calurosos era como estar dentro de un horno con ropa formal. Mhm.
Asahi comenzó a considerarlo seriamente, paseando la vista de persona en persona, sobre los que iban sentados, quienes iban de pie, incluso siendo alto se paró un poco de puntillas para visualizar lo máximo posible cada rostro en ese reducido espacio. Sintió un tirón en el pecho. Un escalofrío en el cuello. Entonces se vio buscando entre el gentío... ¿algo? ¿alguien? Sacudió la cabeza.
Desde hacía un buen tiempo que siempre le pasaba lo mismo, en el metro, en la calle, en el súper, en casi cualquier momento de su día a día comenzaba visualizando algo que llamaba su atención y pasaba en menos de un segundo con esa rara necesidad de encontrar. Era tan extraño. La inquietud de buscar y buscar sin dar con su objetivo le dejaba un mal sabor de boca, ¡aunque ni siquiera sabía qué buscaba exactamente!
Suspiró profundamente, para cuando llegó su vagón a la estación de siempre, Asahi se bajó con rapidez y trató de mantener la vista al suelo, sin dejar de ser cuidadoso claro, mientras caminaba fuera de ese lugar para dirigirse a su espacio de trabajo. El estudio era su lugar seguro, donde podía dar rienda suelta a sus ideas, así que apresuró el paso para refugiarse de las raras emociones que siempre le brindaba Tokio.
Fue en vano.
Desde que llegó y saludó, supo que no podría concentrarse en nada que no fueran los murmullos de sus compañeras, que más bien intentaban hablar bajo pero todos en la habitación podían oír perfectamente su conversación.
El festival de las estrellas.
Una de las cinco celebraciones más grandes en el país, todos conocen la historia que origina dicha fiesta. Las calles se llenan de tanzaku, cuelgan de ramas, postes, casas, edificios, todo lugar apto para los papeles coloridos que la gente suele llenar de deseos. Y claro, es una oportunidad perfecta para las primeras citas porque da buena suerte a los enamorados.
Todo se remonta a Orihime y Hikoboshi, quienes comenzaron a dejar de lado sus obligaciones después de contraer matrimonio. La pareja provocó la ira de Tentei, el padre de la novia y dios gobernador de los cielos, y fueron exiliados a destinos separados en la Vía Láctea, convirtiéndose así en estrellas. Desde entonces, se les concede estar juntos cada séptimo día del séptimo mes.

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TANABATA 七夕 || HAIKYUU
Fanfiction- 𝘠 𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘢 𝘭𝘢 𝘭𝘦𝘺𝘦𝘯𝘥𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘢𝘥𝘢 𝘢𝘯̃𝘰 𝘦𝘭 𝘣𝘢𝘳𝘲𝘶𝘦𝘳𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘭𝘶𝘯𝘢 𝘭𝘭𝘦𝘷𝘢𝘳𝘢́ 𝘢 𝘖𝘳𝘪𝘩𝘪𝘮𝘦 𝘢𝘭 𝘦𝘯𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘳𝘰 𝘤𝘰𝘯 𝘏𝘪𝘬𝘰𝘣𝘰𝘴𝘩𝘪 𝘢 𝘵𝘳𝘢𝘷𝘦́𝘴 𝘥𝘦𝘭 𝘳𝘪́𝘰 𝘥𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘳𝘦𝘭𝘭𝘢𝘴, 𝘥𝘰�...