llegando al rumbo

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''sí que hace frio''

Y era de esperarse, ya que se encontraba en la cubierta del barco, el cual debido a su vejez se tambaleaba más de lo normal provocándole malestares en el estómago.

''me gustaría volver a mi habitación, pero si lo hago definitivamente vomitare'' pensó tapándose instintivamente la boca ''! maldición! 8 años de viajes en todo tipo de vehículos, y aun no puedo acostumbrarme al mar''

Oscar solo pudo recostarse en la barandilla y apoyar la cabeza en su mano, observando impasible el océano que se extendía hacia el horizonte, el cual era hermosamente iluminado por la luna dando una vista magnifica que no podía disfrutar debido al dolor de cabeza por el mareo.

''ahh~ ¿Por qué cuando apenas vuelvo de un viaje me mandan a otro inmediatamente?'' se quejó el elefante. Normalmente cuando terminaba un viaje de negocios su jefe le daba dos días de descanso antes de volver a su trabajo de oficina para esperar su siguiente mandado, pero cuando apenas el regreso de Paraguay este lo acorralo bastante nervioso, explicándole que necesitaba ir a una isla remota en el atlántico de EEUU para entregar un sobre en la ciudad de heartford

Él quería negarse, pero tampoco le convenía ponerse del lado malo de su superior, ya que Oscar se tardó años en ser de los mejores en su trabajo, donde logro que su empresa minera tuviera contratos bastantes lucrativos en distintas zonas de Sudamérica, todo con el fin de conseguir un ascenso que le aseguraría un retiro pagado hasta su muerte. Si, ese plan era perfecto...

Y él lo odiaba

Ascender y buscar una vida acomodada a costa de arruinar y estafar países del tercer mundo lo hacía estremecer, siendo más doloroso cuando el conocía a las personas y sus costumbres de los lugares que saqueaba, empeorando la culpa. Él hubiera renunciado a ese trabajo hace mucho, pero se lo prometió... le prometió que sería exitoso, que saldría adelante cuando ella ya no estaría en este mundo.

''mama...''

Cuando ella se fue, Oscar encontró ese trabajo para honrar su promesa. Trabajo duro, soportando años de abuso por parte de sus superiores hasta que, gracias a su extraño carisma, el cual siempre lo ayudo en su vida logro ascender los suficientes puestos hasta llegar a hacer negocios en el extranjero, donde obtuvo sus rachas de ''victorias'' dándole reconocimiento dentro la empresa. Pero eso no lo hacía feliz, al contrario, cada día odiaba más su empleo...

''prométemelo Oscar, prométeme que saldrás adelante...''

Sintiendo que su mareo se calmaba un poco, Oscar decidido volver a su habitación, estar en la cubierta le desemboco recuerdos desagradables.

Ya adentro de su camarote Oscar se sentó en su cama, acostando sus brazos en sus rodillas y suspirando pesadamente, levanto su cabeza para verse a sí mismo en el espejo personal de la puerta.

su rostro se veía mas cansado de lo usual, siendo sus mejillas y mentón invadidas por matas de vello facial; sus pantalones y zapatos negros se hallaban sucios por la mugre que asola el bote y su camisa blanca que se ceñía a su cuerpo delgado estaba arrugado y manchado por mostaza de su sándwich del desayuno.

''parezco un vagabundo''

Normalmente el debía arreglarse para estar presentable, pero la entrega del sobre es hasta mañana y está demasiado cansado para siquiera quitarse los zapatos. Seguro Erizo le hubiera reprochado por su vestimenta actual...

- ¿Por qué pensé en ella de repente?- se preguntó molesto.

Después de que erizo volviera de ese campamento al cual el no pudo asistir, su amiga ya no era la misma. Se la pasaba todo el día en casa, y cuando el le pedía hacer cualquier cosa esta le respondía que estaba ocupada todas las veces que el trataba de acercarse, enfriando poco a poco su amistad. Así fue su situación por 3 años hasta que finalmente ella y su familia se mudaron a New york donde perdieron el contacto.

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