Mis chicos (Narunette, Sasunette, Gaanette)

Capítulo 3 (Suna)

Narro yo

Un buen día, para muchos, para Marinette no, está descansaba sobre la espalda de Kakashi, ambos esperaban al resto del equipo mientras dormitaban un poco.

—¿No pudiste elegir otro día?, no sé, ¡¿el viernes a las 6:30 de la tarde!?— preguntó molesta antes de relajarse y dormitar unos segundos.

—Lo mejor es entrenar de mañana— respondió el mayor.

—¿A las 4:30 de la madrugada?, ¡gran hora para entrenar en el bosque!— habló con un tono irónico en sus palabras. —Ademas, nunca llegamos temprano, ¡¿por qué estamos aquí y a esta hora?!— habló otra vez algo molesta.

Ya todos sabían que Marinette ama dormir y que tiene la costumbre de quedarse dormida.

—Yo también me preguntó eso— contestó el rubio, que acababa de llegar al campo de entrenamiento.

—¡No me asustes así!— reclamó mientras le lanzaba una pequeña roca que tenía a la mano.

Naruto esquivo la pequeña roca y se acercó a donde su sensei y compañera de equipo se encontraban.

—Llegaste media hora tarde, los cité a las 4:30, no a las 5:00— regañó ahora el mayor.

—Usted siempre llega tarde, no tiene derecho de reclamarme— protestó el rubio.

[...]

—¡Ohayo!— saludó la Haruno antes de ver aquella escena.

Naruto recargaba su cabeza sobre el abdomen de la azabache, y esta descansaba sobre el pecho de su figura paterna.

—Levántense, ya llegó Sakura— avisó el mayor.

Naruto de mala gana se levantó, al igual que Marinette.

—Bien, harán la prueba de los cascabeles— habló mostrando los tres cascabeles.

Marinette entendió de inmediato, Kakashi ya le había contado sobre aquella prueba.

[...]

La prueba había terminado, más que nada por la aparición de un ave mensajera de Suna.

Un Anbu apareció llamando al equipo.

—Equipo Kakashi, la hokage los solicita en la oficina— habló el Anbu.

Marinette asintió y se encaminó camino a la torre Hokage.

—¿Pasará algo en Suna?— preguntó el rubio.

—Espero que no— susurró la azabache.

[...]

—Equipo Kakashi, necesito que vayan a Suna, el Kazekage ha sido secuestrado— informó la rubia.

Una punzada se formó en el pecho de la azabache, escuchar aquello hizo que sintiera un gran peso sobre sus hombros.

—El Kazekage...— pensó mientras la punzaba iba en aumento conforme Tsunade hablaba.