Pastoral Daily Life

º55º

Cuando Yan Yue llegó a la estación de policía con Dahei, alguien ya lo estaba esperando. Hasta cierto punto, como un "testigo" importante, Dahei fue muy valorado.

El hombre que dio la bienvenida a Yan Yue se presentó como Fang Lei, la persona a cargo del caso de Lu Hongxin. Fang Lei tenía más de treinta años. Saludó a Yan Yue y le sonrió amigablemente a Dahei. Como alguien que conocía la historia interna, había sentido curiosidad por Dahei durante mucho tiempo. Yan Yue asintió cortésmente a Fang Lei y dejó que Dahei lo siguiera dentro de la estación de policía. Según Fang Lei, Lu Hongxin estaba actualmente detenido en la sala de interrogatorios más interna, esperando la investigación de seguimiento.

A medida que se acercaba a la sala de interrogatorios, Dahei se agitó un poco y de vez en cuando soltaba un ladrido bajo. Yan Yue miró la reacción de Dahei y ya estaba seguro de que Lu Hongxin era su hombre. Fang Lei también notó el comportamiento de Dahei y se sorprendió en secreto.

Los dos hombres y el perro caminaron hasta la puerta de la sala de interrogatorios. Una vez que se abrió la puerta, Dahei inmediatamente arqueó su cuerpo, mostró los dientes y dejó escapar un gruñido amenazador desde el fondo de su garganta, como si pudiera saltar en cualquier momento.

Yan Yue apretó la correa alrededor del cuello de Dahei y dijo en voz baja de advertencia: "Dahei".

Dahei giró la cabeza para mirarlo, cerró la boca y se calmó lentamente.

Había tres personas dentro de la sala de interrogatorios. Uno no era otro que Lu Hongxin, y los dos restantes eran colegas de Fang Lei. Ye Cheng ya había hecho los arreglos y no se sorprendieron al ver a Dahei, aunque la orden desde arriba era inexplicable. Se les informó que se usaría un perro para identificar al sospechoso y no pudieron evitar sentirse un poco extraños. Los incidentes en los que Lu Hongxin golpeó a la gente ya se investigaron claramente, y ahora investigaron su corrupción y soborno. ¿Cuál era el punto de tener un perro para identificarlo? Pero cuando llegó la orden desde arriba, nadie fue tan estúpido como para cuestionarla.

Cuando vieron a Dahei, el que más reaccionó fue Lu Hongxin. Gritó horrorizado: "¿Qué estás haciendo? ¡El linchamiento es ilegal, puedo demandarlo!"

Yan Yue lo miró con indiferencia, bajó la cabeza y le pidió confirmación a Dahei, "¿Es él?"

Dahei mostró los dientes y ladró, mirando a Lu Hongxin con un odio feroz en los ojos.

Los dos policías miraron a Lu Hongxin y luego a Dahei, y se dieron cuenta de que este perro realmente conocía a Lu Hongxin. Todavía estaban pensando qué hacer desde que el perro reconoció al hombre cuando Yan Yue de repente soltó la correa y Dahei salió corriendo como una flecha. Frente a varias personas, Dahei saltó sobre la mesa, se abalanzó sobre Lu Hongxin y lo sujetó al suelo debajo de él mientras el hombre gritaba de terror.

"Ten cuidado." El policía del frente inconscientemente tocó su bastón pero Fang Lei lo detuvo en silencio.

Lu Hongxin estaba inmovilizado en el suelo y entró en pánico, diciendo: "Maldito perro, piérdete, estás infringiendo la ley de esta manera, te demandaré".

Dahei lo miró con odio, mostró los dientes y gruñó bajo, ambas patas presionando firmemente los hombros de Lu Hongxin mientras bajaba lentamente la cabeza más cerca del cuello del hombre.

"Maldito perro, sal de aquí. Alguien... alguien va a morir". Lu Hongxin dejó escapar un grito miserable, aterrorizado hasta el punto de la incontinencia cuando la boca de Dahei se cerró sobre su cuello.

El olor en la habitación era algo desagradable y Yan Yue finalmente gritó lentamente: "Dahei, vuelve".

Dahei se enderezó lentamente y volvió a gruñir a Lu Hongxin antes de saltar de su cuerpo y trotar de regreso al lado de Yan Yue. Yan Yue asintió con la cabeza hacia Fang Lei y los demás con una cara de disculpa y se culpó a sí mismo: "Lo siento, no vigilé a mi perro".