𝑀𝑎𝑦𝑜𝑟𝑒𝑠• 𝐴𝑛𝑡𝑜𝑖𝑛𝑒 𝐺𝑟𝑖𝑒𝑧𝑚𝑎𝑛𝑛

▫️Cap. Cinco

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B r i a n d a :

Como ya era costumbre, no había nadie en casa y me encontraba sola. Parecía más mi casa que de los Griezmann. Erika se había ido a visitar a sus padres que vivían cerca en una provincia de España o algo así había mencionado cuando se despidió de mi.

Antoine estaba viajando por partidos, no tenía idea de cuando volvía y por ende estaba completamente sola. Claramente los niños habían ido con Erika.

Por si quieren saber que ocurre después de aquella fiesta, todo mal. Justo como lo pensé, Erika y Antoine pelearon por como había llegado el esa noche. Le reclamó que se suponía me cuidaria a mi, como si fuera una niña a su cuidado.

Como siempre, Antoine la ignoró y le dijo que no era su responsabilidad cuidar de alguien que ya era una adulta. Estaba de acuerdo con el, podía cuidarme sola y podía tomar mis propias decisiones.

Aprovechando que estaba sola, puse una bocina en mi habitación y puse una de mis canciones favoritas para poder acomodar el chiquero que tenía.

- Nomás aclárame qué dirás cuando te preguntes
Si estás muy a gusto, si ya me olvidaste
Si ya no me extrañas, ¿qué contestarás? - canté parte de la letra de una canción de Alfredo Olivas.

Tomé un vestido manga larga que tenía por ahí, lo puse de modo que la prenda fuera mi pareja de baile mientras cantaba a todo pulmón la canción.

- ¿Qué inventarás frente a tus amistades
Para que no sepan lo que te sucede?
¿Qué argumentarás cuando el dolor te invade y tengas que pagar
El precio de la soledad?

Seguí bailando hasta que me percaté de un flash apuntando a mi, me gire sobresaltada encontrándome con Antoine recargado en el marco de la puerta grabando mi momento más esquizofrénico.

Solté una risa apenada y rápidamente bajé el volumen de la música, no sabía que el volvería tan pronto.

- Hola - saludó el como si nada hubiera sucedido, guardando su celular en el bolsillo de su pants.

- Casi me matas del susto - dramátice.

- deberias seguir bailando, lo haces bien - se adentró a la habitación con las manos en sus bolsillos y una sonrisa en su rostro.

Sonrisa que solamente veo cuando está con sus hijos.

- Deja de burlarte- realmente estaba apenada por como me había encontrado.

- No me burlo, de hecho me gusta que cada quien sea sin importar lo demás. - lo miré atenta. - Conmigo no debes sentir pena o algo, no tengo problema con tu música o con lo que te gusta por que todos somos libres.

Una sonrisa enternecida se pintó en mis labios, Me gustaba cuando alguién hablaba abiertamente y dejaba claro que le valia lo que las otras personas hicieran.

Me había dado cuenta de que Antoine era así, siempre estaba enfocado en lo suyo y no se metía en nada que no fuera de su incumbencia.

- Me gusta esa faceta tuya - musite

- ¿ cual faceta? - preguntó con su ceja elevada.

- La de no interferir en la vida de los demás - suspira

- Es que así tendría que ser.

Asenti y me acerqué a poner pausa a la música que seguía reproduciéndose, después, Antoine habló nuevamente.