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Sana ya ni sabía por qué había aceptado aquello.
No creía que terminaría ella siendo la que estaba atada de manos con las estúpidas esposas con tela esponjosa que le había regalado a DaHyun, desnuda en la cama, temblando ligeramente mientras la pelinegra seguía vestida más cómoda, con unos bóxers y una remera holgada.
Al principio le había dado gracia, y lo había aceptado pensando que era una broma, o que las cosas acabarían distintas.
No sé imaginó que DaHyun hablaba totalmente en serio cuando dijo que de regalo de cumpleaños quería ser la activa.
"¿Por qué una pasiva querría ser la activa?" Preguntó en cuanto escuchó aquel deseo.
"Porque nadie es del todo pasivo. Y porque todo pasivo sueña con romperle el culo a su activo" respondió y recordaba el guiño que le había dedicado, con una gran sonrisa.
Vió a DaHyun, con su sonrisa casi maliciosa sacar uno tras otro, los juguetes que "usaría en ella", aunque la mayor sabía que probablemente sólo era una fachada.
DaHyun era igual a ella en ese sentido, creía que los juguetes en cierto modo eran sólo adornos, para un buen sexo no necesitabas ninguno, la menor intentaba intimidarla de alguna manera.
- ¿Tan chiquita la tienes que vas a usar dildos? - preguntó el pelinaranja, con una sonrisa burlona.
- Sabes cómo la tengo y como te atragantas, Sana -respondió la pelinegra con tranquilidad.
- Sólo por si acaso, me la tienes que meter en la vagina -dijo la pelinaranja, ganándose una mirada algo molesta por parte de DaHyun.
La chica había entendido perfectamente la ofensa acerca de que no sabía hacer de activa al punto que no tenía idea de dónde meterla.
- Como si no te gustara chuparmela -murmuró, su voz sonó más insegura de la que hubiera querido, haciendo que una risa se escuchara de los labios de Sana.
- Me gusta complacer a mi pareja, DaHyun - replicó la pelinaranja-. Y por eso estamos haciendo esto.
DaHyun pareció hartarse, subió a la cama para tomar la cintura de Sana con sus manos, tirando el cuerpo de la mayor contra las sábanas y uniendo sus labios con brusquedad, entró a la boca de la pelinaranja con su lengua antes de que la otra pudiera hacer lo mismo con ella, porque tenía muy claro que Sana no se dejaría dominar tan fácil.
La besó por largos minutos, sin dejarle tiempo a recobrar el aire, haciendo que Sana se arrepintiera de tener los pulmones de fumadora que cargaba y maldiciendo a DaHyun por nunca haber fumado en su vida.
La falta de oxígeno la obligó a dejar que DaHyun consumiera todo de sus labios, y cuando sintió sus pulmones rogar por aire, la pelinegra se detuvo, separándose de ella y atrapando su labio inferior entre sus dientes, tirando de este, aunque eso no evitó que Sana respirara de forma agitada.
