Los villanos no son malos (Mechoa)

Nana triste

Leo no dijo nada, estaba extrañado y confundido, en la vida hubiera imaginado que el moreno le pediría perdón por algo, mucho menos en una pelea que estaban teniendo hace unos segundos. El olor a flores estaba en aire, pero con la diferencia de que ese olor era suave, casi cálido, dando un ambiente tan pacifico que pensó nunca experimentar.

Guillermo por otro lado no dejaba de ver los ojos del muchacho, su mano acariciaba la piel blanca y no estaba dispuesto a soltarlo, aunque una chispa le hizo pensar en que tal vez solo así podría sacarle un poco de información al argentino ya que este estaba inmóvil.

− ¿Vas a decirme para qué querían el pergamino? Al final, nosotros no sabemos qué contiene aún, no es como que nos hayan quitado un arma −Guillermo apartó la liana de los labios de Leo para que pudiera expresarse ante la pregunta.

−No sé −Guillermo se apartó del argentino estando fastidiado de nuevo −Escuchá, decís que aparezco en tus predicciones y tal vez sea por algo pero yo no soy el que planea todo lo que hacemos, pensás que porque vengo de donde vengo soy como aquellos que invadieron la ciudad, la gente me teme, pero yo no he hecho cosas tan grades como lo hicieron aquellos del pasado, gritan ahí viene Messi cada que me ven pensando que destruiré la ciudad, haré quilombo y me cargaré a todos, cuando yo no hago eso.

−Claro, porque planeas algo, siempre planeas algo, no te hagas el pendejo, siempre ves a todos lados, siempre estás en todos lados y siempre te andas riendo de todos −Guillermo se levantó de la camilla y empezó a caminar alrededor de la sala.

−Vos nunca vas escuchar ¿cierto? Es imposible, querés que te diga que odio a todos y todo, que quiero destruir cada pizca de luz, por eso mismo estás estancado, no ves más allá de tu pensamiento estúpido ¿te has puesto a pensar por qué no hemos destruido todo? ¿por qué no hemos asesinado a personas inocentes? ¿por qué no hemos matado a tus amigos? El día en el que nos llevamos el pergamino pude haber matado a los dos chicos y no lo hice, tu pared de ignorancia no te hace ver la realidad.

Guillermo estaba a punto de responder cuando un estruendo sonó en el lugar junto un ruido electrizante, Leo sabía quién era, sonrió viendo a Guillermo.

−Bueno, no me gustó hablar con vos y definitivamente no me gustó estar aquí −Leo se levantó de la cama dejando caer las esposas.

Guillermo estaba a punto de actuar, pero una pared de la sala había caído dejando a la vista a sus compañeros quienes estaban envueltos en una onda electromagnética, tenía mucha carga para deshacerla.

−Eh, si vos intentás hacer algo hago un asado con tus amiguitos ¿escuchaste? −Guillermo se quedó quieto ante eso, era el chico moreno con cabello platinado y si no mal recordaba, Leo le había llamado Kun.

− ¡Kuni! −El argentino fue hacia su amigo junto a todos los demás abrazándose a otro moreno que parecía ser el mayor de todos los que estaban allí.

−Para la próxima no habrá una entrada tan pacífica, vuelven a intentar negociar así con nosotros y haremos que sus huesos rechinen al temblar de miedo y dolor, así que es mejor no meterse con nosotros, ahora con respecto al pergamino incompleto lo vamos a devolver −Cris sonrió, hacía ya mucho que no interactuaba así con un héroe y mucho menos en la ciudad −Después de ver lo que dice y de completarlo ¿querías respuestas pelos de arbusto?

Cris había sujetado a Guillermo con unos tubos metálicos haciendo que se arrodille ante ellos, Leo solo observaba con atención, algo en el fondo de su ser no quería que Cris hiriera al mexicano a pesar de todo.

−Te las voy a dar, así que escúchame atentamente, nosotros somos la nueva generación de villanos, tal vez no causamos lo que nuestros antepasados hicieron, pero te dejaré algo en claro, los que estamos aquí no somos los únicos −Cris se arrodilló a la altura de Guillermo y lo vio directamente −Y no hablo solo de los que estamos en el aislante, aquí hay villanos Ochoa, en donde tú crees que están a salvo, los vecinos, el sastre, el zapatero, el doctor, el barrendero, cualquiera puede serlo, no porque nos atrapes significa que no hayan más-