Y así, como las hojas vuelan con el viento, los días pasaron.
Paolo y Héctor trabajaban mano a mano desde esa misma mañana, habían recibido el aviso de que debían tener todo el material necesario para la actividad del fin de semana en solo unas horas, afortunadamente, no les llevó más demasiado tiempo terminar con la organización y preparación de todo.
Justo cuando se dirigían a llevar todo el material, se toparon con el señor Inoue y Leila conversando en el pasillo.-Pues sí, lo he escuchado esta mañana en la radio. Ya estoy deseando que se haga de noche para llevar a mi hijo, seguro que será precioso.
-A mí me encantaría ir, pero Ian y yo estamos muy liados últimamente, ya tendremos tiempo cuando los niños crezcan un poco más.
Al darse cuenta de la presencia de los chicos, les saludaron.
-Hey, hola chicos, ¿Como va todo?
-Hola Leila, todo genial. Ya lo hemos preparado todo.
-Genial, entonces solo quedará llevarlo al almacén para el fin de semana y rezar porque salga bien.
El italiano se interesó por la anterior conversación que se estaba llevando a cabo entre los dos presentes.
-Por cierto, ¿De qué hablaban antes? Si lo puedo preguntar.
Ambos rieron antes de que el señor Inoue respondiese.
-¿No os habéis enterado? Esta noche va a haber una lluvia de meteoritos.
-¿Una lluvia de meteoritos?
-Sí, hace ya tiempo que no vemos ninguna. Será genial.
Tras conversar durante unos minutos, Leila anunció que debía irse ya, puesto que tenía que volver a casa con sus prqueños, Jakub y Nadra, a los que había dejado al cuidado de su padre mientras hacía unas compras. El señor Inoue también se despidió de ellos tras ser llamado por otro trabajador, dejando a los dos chicos solos.
-Oye Paolo, has puesto una cara muy rara cuando el señor Inoue ha mencionado lo de la lluvia de meteoritos.
El italiano miró a su amigo.
-Oh, pues no era mi intención. En realidad estaba recordando una lluvia de meteoritos que vi hace muchos años en Italia con mi madre, estaba emocionado pero no fue nada del otro mundo, no me pareció algo tan impresionante.
Héctor se detuvo en seco, mirando con sorpresa a su compañero.
-¿Pero cómo dices eso? Está claro que no has visto ese espectáculo como merece.
Paolo no pudo evitar reír.
-Es verdad, si lo hubieras visto desde aquí, seguro que estarías emocionado por volver a ver una pronto.
El portero se calló un momento antes de seguir hablando.
-¿Sabes qué? Está decidido. Esta noche verás esa lluvia de meteoritos. Ya verás como no te quedarás indiferente con lo que vas a ver.
-Pero...
-No, sin peros. No puedo permitir que el meteoro blanco no haya visto nunca una lluvia de meteoritos como es debido. Escucha, reúnete conmigo esta noche a las 20:30 en la playa del pueblo, en la zona que está justo al lado del puerto.
Sin aceptar un "No" por respuesta, Paolo y Héctor concordaron la reunión de esa noche.
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *
La mayor parte del día se desarrolló sin nada especial que nombrar.
Desde que su tío había tenido que regresar a Italia, la mayoría de personas en la asociación no permitían que Paolo se quedara solo, siempre estaban muy pendientes de él, procurando estar ahí por si necesitaba algo.
La gente se acercaba a menudo para conversar con él durante la hora de la comida, aunque ese día en concreto, Paolo no tenía demasiadas ganas de hablar o de comer, no dejaba de pensar en la conversación que había tenido con Héctor hacía unas horas y la propuesta que le había hecho.
Como era habitual, el italiano buscó a su compañero con la mirada hasta que le localizó, ambos se sentaron en la misma mesa con dos trabajadores, quiénes hablaban (o mejor dicho, discutían) sobre quién debería encargarse de la supervisión de las actividades de ese fin de semana. Paolo decidió evadirse de la conversación, manteniéndose en silencio durante toda la comida mientras le seguía dando vueltas al tema de esa noche, había un pensamiento que le recorría la mente en algunos momentos, pero constantemente intentó ignorarlo.
El futbolista no pudo evitar alzar la vista más de una vez para buscar con la mirada a quien era su compañero. Para su sorpresa, se encontró con que sus miradas llegaron a cruzarse en más de una ocasión.
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Darkside
FanfictionTras una ruptura difícil de aceptar, Paolo Bianchi viaja con su tío a África con la intención de prestarle su apoyo en un proyecto de colaboración con una asociación que ayuda a familias con pocos recursos. Poco después de su llegada, tiene un reenc...