Acto I - Provocación

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Descargo de responsabilidad: Los personajes de Naruto no me pertenecen, es evidente. Son propiedad de Masashi Kishimoto, también evidente.

La imagen de portada fue dibujado por Darkmarty y pintado por Manuel-Production, ambos en DeviantArt.

Frases en cursiva son pensamientos de los personajes.

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Acto I - Provocación

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Esto ya no tiene gracia.

La belleza rubia plantó un ligero beso en la mejilla suave y pálida sin imperfecciones, exigiendo atención. Frunció el ceño cuando su beso no fue correspondido, ni siquiera hizo ademán de devolverle el gesto cariñoso...

No... no me daré por vencida.

Un leve gruñido emanó de la garganta de él mientras le mordisqueaba tiernamente el lóbulo de la oreja con sus dientes frontales.

—Ay...— fue la premiada y 'romántica' respuesta del chico.

Yamanaka Ino gruñó más fuerte y, frustrada, tamborileó el banco con los dedos; Su intento de tener la más mínima intimidad fue un rotundo fracaso. Un rubor rojo nervioso adornó las delicadas facciones de la rubia platina mientras se mordía el labio inferior, pintado de rosa, con exasperación.

Él seguía ensimismado en su cuaderno de bocetos, garabateando lo que sea que fuera más importante que prestarle atención a su preciosa novia.

—¿¡Ay!? ¿Eso es todo lo que obtendré de ti?— la respuesta fue airadamente gutural, pero el inconsciente chico de cabello negro no pareció darse cuenta. Giró la cabeza para mirar fijamente a su novia de un mes, y le devolvió la respuesta con una mirada impasible y un simple parpadeo. —¡Deja de mirarme así!

—Lo siento—, respondió el joven de diecinueve años, sonriendo levemente. ¿Sonriendo? Seguro que tenía algo de valor, o quizás ¿ignorancia? —Eres tan hermosa que parece que no puedo pensar en una respuesta. Tu belleza me ha dejado sin palabras...

Ino suspiró irritada. —Sai, esa es la mayor tontería qu...

—Absolutamente sin palabras, Ino—. Interrumpió el chico rápidamente y continuó su monólogo, dejando a un lado el cuaderno y tomando las delicadas manos de Ino entre las suyas. Lentamente comenzó a inclinarse más cerca de la cara de su amor, con los ojos muy abiertos y tentadores. —Solo mirando esos ojos tuyos sobresalientes, tan puros e incandescentes... Y debajo de ellos sentados un par de labios humedecidos, tan maravillosamente impolutos e intactos; un ejemplo perfecto de una delicada exhibición virginal... reflejando el brillo del sol poniente.

—Es de mañana.

—Del sol naciente...— Sai se corrigió a sí mismo, sin verse aparentemente afectado. —Cómo deseo tocar suavemente...

—Oh, Sai—, interrumpió Ino, con los ojos llenos de deseo. Frunció el ceño y se inclinó más cerca de Sai con anhelo en su voz. —Por favor, no digas más. ¡No soy digna de tales palabras!

—Ah, pero lo eres, mi amor, lo eres—. Sai continuó, levantando suavemente la barbilla de Ino con una mano ahuecada. —Y debo demostrártelo. No con mis palabras, sino con mi tierno abrazo...

El joven emocionalmente trastocado procedió a cerrar los párpados y se inclinó lentamente para hacer su movimiento. Ino hizo lo mismo. En su mente, era un verdadero ganador. Orgulloso de ser el hablador suave que era. Se las arregló para calmar por primera vez a la bestia furiosa que era su novia, sin siquiera un golpe o un empujón.

Mantén la Boca CerradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora