Nieve

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"Nieve. Siempre que neva pasan cosas horribles. La primera vez fui atacado por esos bastardos Alfas... En la siguiente nevada, tuve a ese espantoso bebé igual de blanco que la nieve, la nieve en mayo de ese año sí fue extraña... Y ahora estoy aquí, muriendo de hambre mientras la nieve cubre mi cuerpo, no puedo moverme...".

Chūya.

Alguien se detuvo justo frente a él, mirándolo. El pelirrojo sentía que removían la nieve que cubría su cuerpo para dejarlo al descubierto, luego le pusieron un cobertor para calentarlo rápidamente.

— Sigues vivo, es un alivio. Osamu Dazai, ¿tú nombre es?

Chūya abría los ojos lentamente para apreciar una silueta.

— C-Chūya Nakahara...—. Dijo, para luego perder la consciencia, débil por el frío.

*★*★*★*

Chūya había sido trasladado a una clínica cercana donde le daban atenciones necesarias para su pre hipotermia. No moriría, ese era un hecho, pero Osamu había encargado mucho a Chūya con los médicos, pues él tenía un asunto que atender después de que su mejor amigo Sakunosuke Oda, le reportara el caso de un niño visto en las afueras de la ciudad, solo y asustado.

El castaño haría el favor de llevarle el niño a Oda, sin saber que terminaría encariñándose con él y no sería capaz de entregarlo a su amigo.

Era una zona solitaria, nevada y con cristales de hielo en sus arbustos. Ahí estaba él, un joven con el cabello escarchado, tieso, y piel azul, por las bajas temperaturas. Temblaba sin parar, y apenas tenía aliento para pronunciar palabra.

— Hola, pequeño. ¿Vives solo? Estoy aquí para ayudarte, dime, ¿cuál es tu nombre?

El albino no sabía si salir significaba tener un refugio seguro o estar en peligro frente a un Alfa.

— Vamos, no te haré daño. Sólo quiero ayudarte. Morirás si te dejo aquí solito. ¿Dónde están tus padres?

— N-No tengo.

Dazai envolvía con otro cobertor al menor, incluyendo parte de su cabeza y cabellera. Atsushi estaba llorando, incrédulo de que alguien fuera a ayudarlo después de tanto tiempo viviendo en las calles.

— ¿Cómo dijiste que te llamas, niño?

— L-La gente me dice Atsushi...

*★*★*★*

Días después...

Chūya ya no estaba en cama, se sentía mejor. Disfrutaba de una taza de café con el primo de Osamu, Ranpo Edogawa, mientras éste regresaba de "traer una sorpresa".

— ¿Cómo te parece mi primo?—. Preguntó Ranpo, sabiendo que Osamu tenía gustos por los hombres Omegas y no por las mujeres, al igual que él, quien estaba saliendo con el escritor Edgar Allan Poe.

— Es muy guapo. Pero eso no significa que su atractivo y su amabilidad vayan hacer que me enamore de él. Sólo estoy agradecido por su ayuda y acepté venir al café, pero no permitiré ser el juguete de ningún Alfa más nunca.

Respondió con un ligero rubor en sus mejillas. Dazai había Sido todo un caballero Alfa con él, desde el día en que lo salvó, pero Chūya tenía malos recuerdos y traumas diversos que quería evitar en el futuro.

— Hmm, no es bueno decir "nunca", Nakahara. Mi primo nunca sonreía, después de la muerte de sus padres. Al conocerte, su sonrisa volvió y miro un brillo especial en sus ojos.

El sonrojo de Chūya se hizo más visible.

— ¿Q-Qué dices? Apenas acabamos de conocernos hace dos semanas... Es imposible enamorarse de alguien tan rápido.

— En Alfas y Omegas es posible. Mi novio y yo nos enamoramos a primera vista y somos muy felices en nuestra relación. ¡Buena suerte con mi primo!

Ranpo se levantó de su asiento y salió de la casa, al percibir la llegada de Dazai con un acompañante.

Dazai entró a la casa y justo detrás de él... El niño albino, muy bien vestido y con una gorra tipo boina en su cabeza, cubierto del frío.

— Estoy de regreso, Chūya. Quiero presentarte a alguien. Atsushi-kun, no seas muy tímido.

Atsushi se situó más al frente y sonrió apenado, notando un rostro de confusión en el pelirrojo que estaba frente a ellos.

— Él es Chūya, y Chūya, él es Atsushi-kun, mi hijo.

— ¡¡¿T-TIENES UN HIJO?!!

— M-Mucho gusto, Chūya-san. Papá me dijo que ustedes son buenos amigos.

— ¡¿E-En verdad es tu hijo?! Pero si...

— De sangre no... Encontré a Atsushi-kun en la calle y según vecinos, fue abandonado a su suerte cuando tenía siete meses de nacido. Quiero cuidarlo y protegerlo así como sus malos padres no lo hicieron. Ahora es mi hijo y le daré todo lo que se merece.

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