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—Cierre el hocico, Señora. A nadie le importa que su hijo esté trabajando en una tienda de ropa.

Ya llevaba un mes en esa nueva realidad y ya tenía de enemiga a la odiosa vecina del apartamento 036, quien siempre se jactaba de los logros de su único hijo y tenía el anticuado pensamiento que la mujer debe de ser exclusivamente ama de casa, pensamiento que constantemente la hacian chocar con la mayoría de los vecinos, especialmente con los más jóvenes.

Su adaptación a su nueva identidad iba bien (En lo que cabia.) En las noches solían atormentarla una que otra crisis existencial o de ansiedad, la depresión estaba a un nivel leve, por lo que no se preocupaba mucho por ella. Su rutina consistía en despertar, tratar de aprender la escritura con ayuda de las jóvenes que vivían arriba de su apartamento, correr un par de kilómetros y familiarizarse con el lugar.

—¿¡Quien te crees que eres!? ¡No puedes hablarle así a un mayor!

—Primero puedo, quiero y lo haré todo el tiempo que quiera, usted no es nadie para exigir respeto cuando ni siquiera puede usted darlo a un desconocido. Segundo usted no es nadie para venir a mi puerta a criticar mi forma de vestir, si yo quiero puedo andar hasta en bragas en mi apartamento, por que es mío, no suyo y si las demás quieren vestir shorts es su problema, por que es su cuerpo no el de usted. Y si su esposo la engaña no es culpa de los demás, si no de él, así que dígale que la próxima vez que intente espiarme por el balcón, una bala entre las cejas es lo que recibirá de mi. Con permiso.

Y así, de un portazo, le cerró la puerta en la cara a la mayor quien enfurecida golpeó la puerta reiteradas veces hasta que Ji-Seok se harto y abrió la puerta de una patada noqueando a la intrusa de inmediato.

—A ver si con eso se te baja lo perra.

[★★★★★★★★]

—¡Ji-Seok! Me llegó arroz Americano¿Lo vas a querer?

—¡Si, por favor! Gracias.

La feria (Mercado) de Corea era tan distinto al de su país que se perdió más de una vez, aún cuando lo recorriera diez veces. Actualmente se encontraba saliendo del lugar de comercio y dirigiéndose a una plaza (parque) cercano a beber un par de cervezas que compró, rezaba para que no fuera una mala compra.

—Ah Mierda, ¿Y se supone que esto es lo más fuerte?

Lanzó la lata de Soju grande al contenedor de basura más cercano, atinandole de suerte.

—Deberían de vender más marcas extranjeras...

—Maam...

Después de encender un cigarrillo sintió como un pequeño cuerpo se estrellaba contra su pierna y se aferraba a esta, era una pequeña niña, no le veía más de dos años. Alejó el palo de tabaco del alcance del infante y con su mejor mueca se dirigió a ella.

—¿Donde estan tus padres?

—¡Maam!

Con su pequeño dedo la señaló, causando ternura en las madres que pasaban por ahí. Contrario a lo que todos esperaban, la adolescente sujetó a la menor por la espalda y camino con ella hacia la comisaría más cercana, una vez dentro sentó sin cuidado a la niña en el mesón.

—La encontré en el parque de aquí a la vuelta, ahí tienen.

—¿Eh...?

Salió de la estación sin importarle los gritos de la pequeña ni las lágrimas que derramaba ante su partida. No tenía la obligación de quedarse con ella ni el espíritu compasivo, la niña estaba en un lugar seguro y para ella eso estaba bien.

—Disculpe ¿Ha visto a una pequeña de vestido amarillo?

Un joven de coloridos cabellos la detuvo un par de cuadras de la comisaría, estaba empapado en sudor y una mirada de preocupación adornaba sus ojos.

—En la estación.

—¡Gracias!

Lo vio irse apresurado al edificio, retomo su camino con tranquilidad.

—Que situación tan random.

[★★★★★★★★]

—...No hace falta~ llevarte a la gloria~ vestida de novia~.

Regresaba tranquila de una larga carrera y sentía que sus piernas quemaban como el infierno, correr casi seis millas era realmente agotador. Cantaba tratando de distraerse del dolor cuando un par de brazos la sujetaron y la tiraron hacia un callejón, agitada pateo a su atacante quien la esquivo rápidamente, sujeto su pie y le quitó la zapatilla.

—¿Que mierda...?

El delincuente inmediatamente se fue hacia su otra zapatilla quitándosela con facilidad debido al Shock, posteriormente procedió a huir.

—¡...Espera, ladrón de mierda!

Enfurecida fue tras él, sin importarle el dolor en sus extremidades, sorprendiendo a su agresor quien intento perderla más está solo lo alcanzó através de los edificios.

—¿¡Que demonios eres!? ¿¡Flash!?

—¡No! ¡Soy la que te meterá una escoba en el culo si no me devuelves las zapatillas!

La persecución duro más de dos horas, dos horas en las que corrieron varios kilómetros, hasta que el castaño sucumbió al cansancio y se derrumbó en el suelo soltando el calzado.

—¡Por...fin!

Jadeando agarro sus pertenencias y nada más dar un paso cayó directo al pavimento.

—¿Como...huff...lo...haces? Eso...fue una larga carrera.

—...Que te importa cara de torta.

Antes de que el castaño pudiera alcanzar el brazo de la fémina, la policía hizo acto de presencia, sin querer ser arrestado hizo un último esfuerzo y corrió lo más que pudo. Ji-Seok tras contar su versión de los hechos miro por última vez a la dirección en la que había huido el ladrón.

—Espera a que te encuentre sabandija.

Una promesa cargada de resentimiento fue su última acción para después caer al suelo del cansancio.

[★★★★★★★★]

—¿Canto? No gracias, quiero...informática.

—Lo siento, no hay cupos.

—Mierda.

Era su primer día de clases y debía de elegir a que departamento pertenecer, cosa que debió de decir apenas registrarse pero que se le olvidó nada más ver el cartel de una nueva lavadora en oferta.

—¿Cual esta disponible?

—Peluqueria, Arquitectura, Moda y Dibujo.

—¡Dibujo!

Ahora frente al salón y viendo através de la ventana, lamentaba su elección.

'Mierda, esto ya es otro nivel de Otakusidad'

Ignorando al resto de la clase, se adentro a la habitación y se presentó de manera educada.

—Ji-Seok Woo, 18. No se atrevan a hablarme a no ser que sea de vida o muerte, no me toquen, quien lo haga muere. No muestren sus porquerías frente a mi, no hagan preguntas, aún que traiga un cadáver ¿Entendido?

—¡Si, Señora!

El día culminó con el comienzo de una dolorosa dictadura en el departamento de Dibujo y animación del instituto Jae Won, sus integrantes ya comenzaban a extrañar sus días de democracia.

Indiferente [Lookism]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora