Mentiras Piadosas

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Son las tres de la mañana y debo llegar al aeropuerto a documentar antes de las seis. Después de una larga recta pisando el acelerador a fondo, disminuyo la velocidad porque escuchó un ruido del lado izquierdo de mi deportivo. Enseguida, estacionó el automóvil a un costado de la autopista y al bajar descubro que un neumático se ha pinchado. Por suerte cuento con una refacción en la cajuela y veinte minutos después logró reemplazar el neumático averiado. Cuando parecía que había resuelto el inconveniente, en milésimas de segundo otro automóvil derrapa a centímetros de mi cuerpo. Hasta ese momento dudaba de las personas que veían pasar su vida ante sus ojos antes de morir. Es entonces que, mi instinto de conservación me lleva a agazaparme al lado de la puerta, y en un largo parpadeo aparece en mi cabeza el día en que nació mi hija y la primera vez que me perdí en los brazos de su madre. Poco después, al abrir los ojos, noto que una decena de personas auxilia al conductor del otro vehículo y contemplan absortos el momento en el que me incorporo imperturbable y subo a mi deportivo. De inmediato, para no perder más tiempo presiono el botón de encendido y verifico la hora en el tablero, son las tres treinta y tres de la mañana.

Al llegar al aeropuerto documento en sala premier de la aerolínea y abordó mi vuelo con destino a Nueva York. Llegando al corporativo de la farmacéutica, el CEO ignora mi presencia y pasa de largo como si no existiera. Debe tener una gran idea en la cabeza y no sabe cómo ejecutarla, infiero a unos pasos de mi oficina. Si usara una libreta de apuntes al igual que yo, no tendría que vivir absorto en sus pensamientos. A su lado, sus dos esbirros perciben un olor extraño y olfatean mi traje igual que un par de sabuesos entrenados. Sentado detrás de mi escritorio contemplo la impresionante vista a otros rascacielos, al tiempo que recibo un mensaje de WhatsApp de la becaria de Marketing, quien está obsesionada conmigo. Algunas mujeres jóvenes ven como un reto a los hombres exitosos y de mediana edad. La mayoría de ellos acceden a tener una aventura. En mi caso, no cambiaria a mi familia por un desliz y jamás pondría en peligro mi puesto como gerente regional de Latinoamérica en esta compañía.

Siete días después regresó a la Ciudad de México. Una vez en casa, mi hija de seis años me recibe saltando en mis brazos y yo le correspondo con un beso en la mejilla. Acto seguido, mi mujer se acerca y con un dulce beso en los labios me invita a pasar a la mesa para degustar la cena que ha preparado. Por la noche sintonizamos nuestra serie favorita y al recargar mi cabeza en sus muslos, platicamos un largo rato antes de quedarnos dormidos.

Las semana siguiente salgo de viaje con el propósito de cerrar otro gran contrato de la empresa. Los días transcurren con normalidad, hasta que recibo una llamada de un hospital. Barbara, mi mujer y Lilibeth, mi pequeña hija, se encuentran gravemente enfermas. De regreso a la ciudad, a paso veloz entró al hospital y subo a uno de los elevadores. Al lograr controlar mis nervios, siento con mayor intensidad un frio glacial que invade todo mi cuerpo. Sin darle mayor importancia hallo el cuarto en el que se encuentra mi esposa y mi hija. La seguridad del lugar es pésima, nadie preguntó a donde me dirigía, si quisiera hacerle daño a cualquier paciente sería sumamente fácil, pienso hacia mis adentros. Al mirar a Barbara y a Lilibeth siento que mi corazón se sale de su lugar y no puedo evitar que mis ojos estallen en lágrimas. Ambas tienen parte del rostro destruido y de color negro, como si su piel se estuviera pudriendo de adentro hacia afuera.

—El medico que nos atiende dice que se trata de una bacteria que necrosa el tejido vivo —Explica Barbara, con la voz entrecortada y tratando de no acercase—, es una bacteria muy contagiosa, por favor, aléjate de mí, Ricardo.

—Papá me estoy convirtiendo en un monstruo —Gritó Lilibeth, corriendo a mis brazos y esperando encontrar en mi las respuestas a tan terrible mal.

—No llores pequeña, esto debe tener una solución —Aseguré, abrazando a ambas contra mi pecho, sin importarme que tan contagiosa era la supuesta bacteria.

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⏰ Última actualización: Feb 10, 2023 ⏰

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