El amor que nos incita a volar

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     Allí estábamos, sentados a la orilla de la terraza agarrados de la mano. La sociedad nos impedía estar juntos, pero en este preciso momento sólo somos nosotros dos, no existe nadie más. Un amor imposible que tan sólo luchaba por no morir.
     Tantas historias, momentos y sentimientos que aún debían llegar, ¿Por qué dejarlo todo ahora? Porque un amor imposible no perdura jamás en este mundo plagado de incertidumbres.
     Fijé mi mirada en ella, deposité suavemente mis labios en los suyos y nuestras lágrimas se entremezclaron.
     —¿Qué haremos? —susurré.
     —Volar —respondió con una sonrisa.
     Apretó mi mano y saltamos juntos de la terraza de aquel antiguo edificio.

Sic parvis magnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora