Capítulo 60

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—Quédate conmigo, ¿sí?

—Jajajaja, sabes que no puedo hacer eso.

—Eres capaz de conseguir un trabajo en la empresa más respetable si así lo deseas. Incluso si quieres emprender un negocio propio, estoy para ayudarte.

—Lo sé —respondía depositando la palma de su mano en la mejilla de Luka.

—Entonces, ¿cuánto más trabajarás en Enigma?

—Mi jefe, pero sobre todo Caleb siempre me ayudaron, no podría dejarlos así nada más. Prometí quedarme al menos hasta que consigan un reemplazo y lo entrenen.

—¿Encontrar un reemplazo? No hay manera en que logren hacer eso. Nadie podría sustituirte —añadía sujetándolo por la cintura.

—Entonces quizás nunca pueda irme de ahí.

—No hay manera en que permita eso —declaraba tomándolo por la barbilla.

—Bien —respondía sonriendo para luego comenzar a besarle.

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—Rayos, no creí ver mi cara en los encabezados de las noticias.

—Lo siento, en verdad no pensé qué paparazzis irían al restaurante —proclamaba Damián mientras secaba su cabello.

—Debí suponerlo, tu familia es muy importante.

—Aun así, no quiero que este tipo de publicaciones o acoso por parte de estas personas te cause estrés o te haga sentir incómodo. Considero que será mejor contratar guardaespaldas para que estén a tu servicio.

—¿Sabes que no soy una pieza de porcelana delicada, cierto?

—Para mí eres alguien irremplazable, y por tal razón quiero poder evitarte cualquier tipo de incomodidad.

—Gracias —expresó al tiempo que sentía los labios rosados besando su frente. —Por cierto, ¿Qué tienes ahí?

—Te refieres a esto —decía mostrando un tubo de plástico color azul bajito —Sé que dirás que no es necesario; sin embargo, se recomienda que la piel se mantenga hidratada durante todo el embarazo.

—Damián, pero —los ojos del alfa parecían suplicar para que el omega cediera ante su petición —de acuerdo. En verdad espero que no tenga algún tipo de olor.

—¿Pensabas que no recordaría, el hecho de que últimamente tu sentido del olfato está particularmente delicado?

—Perdóname, como demostración de lo arrepentido que estoy dejaré que seas tú quien se encargue de humectar mi estómago —decía entre risas.

—Escuchaste eso —cuestionaba en forma de susurro cerca del vientre de Maika —tu madre me ha dado el honor de ser quien mantenga esta delicada y tersa piel hidratada.

Aunque las manos del alfa estaban solamente, colocando crema sobre su piel. El toque de Damián hacía reaccionar todo su cuerpo, cada espacio que sus palmas tocaban parecía encenderse. Al estar a punto de terminar de masajear el abdomen del omega, noto como este se encontraba sonrojado.

—Mmm.

—¿Sucede algo?

—... —tal pregunta tomó desprevenido a Maika —N...no, todo está bien.

—Es curioso, tus mejillas se encuentran totalmente encendidas. ¿Acaso estabas teniendo algún tipo de pensamiento extraño? —cuestionaba tocando con la punta de las yemas aquel plano, pero firma estómago. Por su parte, el omega abrió los ojos al sentirse avergonzado por la pregunta.

—¿Extraño? Claro que no, si ya terminaste déjame —declaraba cubriendo de jalón con su camiseta su vientre.

—Es una lástima porque yo si —proclamaba viéndole directamente —pero sé que el día de hoy estuviste bastante ocupado, y lo que menos queremos es que te exijas. Así que por hoy —tomó la mano de Maika, y mordió firme el dedo índice —te dejaré descansar. Además, hay algo que quiero mostrarte, pero prométeme que no te molestarás.

—Dime por favor que no es algún tipo de aceite.

—Cierra los ojos.

Fragancias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora