Héroes y Piratas 2/2

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El pequeño reno siendo acompañado por su capitán, se dirigió a área de entrenamiento en busqueda de su paciente perdida. Siendo recibidos con una inusual expresión de culpabilidad proveniendo de Fumikage y Kirishima que no lograban disimular inocencia  en sus rostros; La cantidad de sudor que recorría su cara aumentaba pareciendo que les habían dado un golpe con agua.

—¿Están bien?... Parece que tienen fiebre, están sudando demasiado. —Preguntó el inocente reno.

—Solo están cansados, no están acostumbrados a tantas repeticiones con tan poco peso. —Explicó Zoro continuando abatiendo su pesa como si se tratara de una espada.

El doctor miró extrañado el curioso bulto amarrado en la pesa del peliverde analizando la rara forma que tenía, hasta que, en una de las repeticiones se soltó una de las vendas dejando caer la larga cabellera enredada del Oráculo.

—¡WAAAAAAAAAAAAHHH! ¡¿QUE ESTAS HACIENDO?! —Gritó alarmado el reno con sus dientes afilados

—Lo sentimos. —Se inclinaron Kirishima y Tokoyami apenados.

—LE DIJIMOS QUE ERA MALA IDEA. —Confesó Kirishima no soportando la culpabilidad.

—Dijo que era necesario para que sus articulaciones no se dañaran. —Continuó Tokoyami

—TCH... Solo quería peso extra. —Expresó por primera vez calmado el explosivo para despues dedicarle una aguda mirada al capitán que no le dio importancia.

El espadachín volteó con su inexpresivo rostro sin mostrar ningun remordimiento de sus acciones a ver al molesto doctor.

—Era mi turno... —Quejó desvergonzado, despues que le negaron ejercitarse con el, el dia anterior.

—¡YO! ¡ME TOCA! 

—¡NO LUFFY!

—¡Zoro, el objetivo de que la carguen es para mover sus articulaciones! ¡No agitarla! ¡Le vas a ocasionar traumatismo craneal idiota!

—En su condición apenas le llega oxigeno a su cerebro, asi solo provocas que menos canti... —Zoro lo ignoró siguiendo con su repetición

—¡DETENTE IDIOTA! —Gritó raspando su voz con dientes afilados y ojos saltones.

Los héroes desamarraban el cuerpo mientras el espadachín se quitaba la tensión en de los hombros con movimientos circulares.

—Que buen calentamiento... El cuerpo de la tiesa es incluso más pesado que las pesas... —Comentó satisfecho atando sus katanas de nuevo a su cintura.

—Zoro Aniki, eso no se considera calentamiento...

—Talvez para ustedes no porque les hace falta fuerza... —Comentó tranquilo ocasionando que a Bakugo le brotaran unas venas y apretara los dientes. No podía objetar sus palabras, solo le quedaba entrenar duro e imitar al espadachín llevando sus entrenamientos al extremo.

Fumikage apreció absorto las katanas que poseía el espadachín, sintiendo su corazón acelerarse de una manera inusual, como si poseyeran su propia energía.

—Zoro kun... —El cuervo llamó la atención del peliverde que respondió levantando una ceja.

—Esa espada... ¿Está maldita? —El héroe señaló la katana de empuñadura roja

—¿Lo sientes? —Preguntó, a lo que Tokoyami permaneció en silencio.

—Sandai Kitetsu... una Sandai Wazamono. Viene de una familia de espadas malditas cuyos portadores suelen morir al usarla. —Explicó posando su mano sobre ella.

Milenio Vacío II: Viejo MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora