Capítulo 05. Coincidencia

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16 de enero 2021

—¿Soy una bestia salvaje, señorita Callahan?

Aclaro mi garganta conteniendo el aliento para evitar atragantarme con mi propia saliva porque eso sería asquerosamente vergonzoso e irracional.

Tengo que luchar demasiado duro para sostenerle la mirada por tanto tiempo como él me la devuelve. Un sudor frío recorre mi espalda y la piel de mi nuca se eriza bajo mi cabello.

¿Por qué se supone que he estado intentando obligar a este hombre a asistir a la boda de su hermano? Es evidente que no tengo sentido de supervivencia porque él luce como alguien que puede enviarme a un centro psiquiátrico de dudosa procedencia por estar intentando obligarlo a cambiar de opinión. ¡Dios!

—No solo eso, parece que también tiene tendencias acosadoras, teniendo en cuenta la situación—Alzo la barbilla arqueando una de mis cejas.

Él ladea la cabeza llevando sus manos a los bolsillos de su pantalón azul de vestir, combinado con la ceñida camisa blanca cubierta por una chaqueta azul, sin corbata.

No es muy diferente a la fotografía que vi en la casa de Keaton city. Tal vez es un poco mas alto ahora, tengo que inclinar la cabeza hacia atrás para verlo, su cabello está perfectamente recortado, apenas un poco mas largo en la parte de arriba, su piel es ligeramente bronceada y su cuerpo no es delgado, estoy segura de que esa forma no se logra sin horas de gimnasio.

Bien, puede que esté mirando demasiado, pero él también lo está haciendo conmigo.

Lo que es igual no es trampa.

—No intente atribuirme sus defectos, fue usted quien se dio la tarea de hostigarme por correo—replica finalmente clavando sus ojos en los míos otra vez.

—Hay una línea muy gruesa entre los correos y aparecerme en el mismo lugar que usted—replico alzando las cejas, él ladea la cabeza.

Luce mas accesible de lo que suele sonar.

—Pues yo lo llamaría coincidencia—Se encoge de hombros, relamo mis labios negando con la cabeza.

—Puede ser coincidencia que se encuentre aquí al igual que yo, sin embargo, no lo es el hecho de que me reconozca, no tengo el nombre en la frente y usted y yo no nos hemos visto antes—Cruzo mis brazos sobre mi pecho desafiante. Él chasquea la lengua.

—Es probable que necesitara reconocer a quien no deja de hostigarme.

—Cuatro correos en donde es precisamente usted quien me insulta no cuentan como hostigamiento, ya puede dejar de usar esa palabra para intentar amedrentarme—Me encojo de hombros ladeando la cabeza.

—Desde el segundo correo ya lo era, sobre todo cuando dije que no iría a ese lugar y usted decidió insistir, señorita Callahan—Pensé que sonaba extraño en el correo. Estaba equivocada.

La manera en la que arrastra mi apellido entre sus labios hace que suene extraño.

—El hecho de que haya buscado mi nombre y una fotografía mía donde sea que lo haya buscado dice mucho de cuanto lo estoy molestando, señor Spencer—me burlo con arrogancia—. Y creo que ya le dije lo que pensaba de su participación en ese lugar en mi último correo, no se preocupe, parece que ya se ha deshecho de mi—Empujo mi cabello detrás de mis hombros con impaciencia.

» Espero no tener que interactuar con usted otra vez, pero si sucede le agradecería que opte por buscar el significado del respeto—concluyo dispuesta a alejarme de él.

Necesito deshacerme de la manera en que tengo que luchar para sostenerle la mirada, no me sorprende que sea bueno en los negocios igual a su madre, la manera en la que suelen intimidar a las personas con solo mirarlas es casi sobrenatural.

—Fue usted quien me llamó bestia salvaje—replica alzando las cejas, sacudo la cabeza.

—Fue usted quien empezó llamándome la mascota grabadora de su madre, la próxima vez que eso suceda créame que no respetaré normas de cortesía, usted no me conoce, señor Spencer—Alzo la barbilla antes de pasar por su lado para encaminarme al restaurante, sin embargo, él no tiene las mismas intenciones.

Sus dedos se enroscan en mi brazo, afortunadamente, no con la fuerza que estoy segura que tiene y yo lo miro por sobre mi hombro arqueando una de mis cejas.

—Ni usted a mí, señorita Callahan—sisea inclinando su rostro, demasiado cerca del mío—. Así que la próxima vez que crea que puede provocarme para hacer algo piénselo dos veces.

—Créame, no hay nada que me interese menos que su patético capricho por controlar todo—Le doy una sonrisa sin mostrar mis dientes tirando de mi brazo para deshacerme de su agarre, comienzo a caminar hacia el restaurante nuevamente, sus pasos a mi lado casi me hacen soltar un resoplido exasperado.

—¿Capricho? —Miro de reojo como entra sus manos en los bolsillos de su pantalón nuevamente mientras camina junto a mí.

—Por supuesto, quiere "demostrar" que puede controlar todo al negarse a lo que quiera, incluso si eso implica la infelicidad de su familia—Me quedo quieta observando atentamente a Tamara ahora sentada al borde de la mesa, sus padres se han ido y creo que ella piensa que puede convertir esto en un antro,

—Las emociones de mi familia no son su problema, señorita Callahan, limítese a hacer su trabajo con mi madre, para eso le pagan—Me tomo unos segundos para mirar la marca leve de sus dedos en mi piel hace unos minutos.

Imbécil. Imbécil. Imbécil.

Incluso antes de que pueda evitarlo la sangre burbujea furiosa bajo mi piel mientras absorbo sus palabras, mis manos cosquillean y no lo pienso demasiado cuando tomo la copa de vino de la mesa más cercana arrojándola contra el pecho de Caleb.

La mujer en la mesa de nuestra izquierda jadea, espero que sea porque he desperdiciado su vino y no por lo que he hecho, no debería sentir compasión por este hombre.

El vino se desliza por su camisa, la tela blanca absorbiéndolo mientras se enrojece y se ciñe a su piel. A su abdomen que parece ser perfectamente esculpido por el ejercicio.

Le doy mi sonrisa más brillante alejándome unos pasos cuando su mirada severa cae sobre mí, siento que somos el centro de atención ahora, pero no me importa.

—Mi trabajo no es su problema, señor Spencer, limítese a dirigir su empresa, para eso vive.

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Señorita, permítame besarla ✓ | ¡Pronto en fisico!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora