16 de enero 2021
¿Debería pensar antes de hacer las cosas?
Eso suena como algo que mamá me diría, sin embargo, nunca aprendí a hacerlo o tal vez sí, lo que no aprendí fue a controlar mi temperamento.
Luego de recoger mi abrigo me apresuro a abandonar el restaurante sin mirar atrás, si lo miro voy a amedrentarme, si encuentro su mirada—probablemente colérica—voy a querer huir mas rápido para evitarlo.
Impresionantemente no porque le tenga miedo, sino porque podría empeorar la guerra entre nosotros.
La brisa nocturna golpea mi piel en cuanto salgo, aprieto mis dedos entorno a la cadena de mi bolso maldiciendo internamente mi decision de no tomar el auto de mi hermana, ella me dijo que viniera en él, pero mi cobardía por conducir sola no me lo permitió.
Le pido a uno de los chicos que trabajan en el restaurante que detenga un taxi para mí, no tengo tiempo para llamar a uno que ya conozca.
Me balanceo sobre mis pies contando los segundos en mi cabeza justo antes de dar un respingo ahogando un grito cuando unos dedos envuelven mi brazo alejándome de mi lugar en la acera, apenas tengo tiempo de mirarlo antes de que se me pueda salir el corazón por el susto.
—No voy a lidiar mas contigo esta noche, Spencer—Me deshago de su agarre, la luz de farolas en la calle bañándolo y proyectando sombras en su cara cuando arquea una de sus cejas.
—¿Crees que puedes hacer lo que te plazca y luego huir?
—Pues es lo que he hecho, honestamente yo lo llamaría mas deshacerme de la basura—mascullo entre dientes acercándome a él, tanto que mis zapatillas rozan las puntas de sus zapatos porque él no se mueve, alzo la barbilla—. ¿Qué va a hacer entonces, señor Spencer? —desafío y él solo me observa por tanto tiempo que creo que no hará nada.
—No me provoques...—Alzo la barbilla esperando, en lugar de cualquier cosa que yo haya esperado lo veo deshacerse de su chaqueta y luego comenzar a desabrochar los botones de su camisa.
Tal vez pretende atravesarla en mi garganta para matarme aquí mismo.
En lugar de huir como debería me quedo en mi lugar frunciendo el ceño, cada botón revelando el abdomen duro, apenas marcado, sin embargo, no necesita ser el de un maldito fisicoculturista. Su piel bronceada es limpia al menos en su torso, mis manos pican y mi boca se seca.
Mierda. Mierda. Mierda.
Si no estuviéramos en medio de esta guerra probablemente sería el tipo de hombre que querría para ir a la cama, pero no lo es. Él no es mi tipo.
Una de sus manos toma la mía cuando saca la camisa de sus brazos, luego la enrolla tan pequeña que cabe en mi palma cuando la deja ahí.
—La próxima vez que la vea, señorita Callahan, quiero mi camisa tan limpia y planchada como me la encontró puesta, se acabaron los juegos, no puede hacer y deshacer pensando que no tendrá consecuencias.
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Señorita, permítame besarla ✓ | ¡Pronto en fisico!
RomanceBrenda Callahan pasa sus días entre correos, tecnología y catálogos, además de su vida universitaria, ser la asistente de una prestigiosa diseñadora de interiores consume sus días, pero no es hasta que su jefa le manda un trabajo especial que siente...