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𝑃𝑟𝑖𝑚𝑒𝑟𝑎 𝑃𝑎𝑟𝑡𝑒

𝑀𝑈𝐸𝑅𝑇𝐸 𝑆𝑈𝐵𝐼𝑇𝐴

"𝐸𝑠 𝑚𝑎́𝑠 𝑓𝑎́𝑐𝑖𝑙 𝑠𝑜𝑝𝑜𝑟𝑡𝑎𝑟 𝑙𝑎 𝑚𝑢𝑒𝑟𝑡𝑒 𝑠𝑖𝑛 𝑝𝑒𝑛𝑠𝑎𝑟 𝑒𝑛 𝑒𝑙𝑙𝑎, 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑜𝑝𝑜𝑟𝑡𝑎𝑟 𝑒𝑙 𝑝𝑒𝑛𝑠𝑎𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑚𝑢𝑒𝑟𝑡𝑒."


Lalisa Manobal

00:22 a.m.

Todos nos congelamos frente al espejo al escuchar el tono de llamada tan inigualable, la mayoría de chicas corrió a sus pertenecías temblando buscando desesperadamente que su teléfono no fuera el que sonase, yo me quede estática con los brazos y las piernas tensas, porque parecía que mi cuerpo lo sabia, sabia que ese teléfono no pertenecía a nadie más que a mi mochila. Me llené de valor y caminé arrastrando los pies hasta agacharme frente a mi bolso, tomé la cremallera con manos temblorosas y la deslicé hasta que pude ver mi teléfono, y ahí estaba, la música diabólica se hizo más fuerte y el identificador de llamadas mostraba en medio de la pantalla el nombre de < Muerte Súbita. >

Algunas chicas parecieron ahogar un grito, otros sollozaban del alivio tiradas en el piso, mis oídos pitaban y mi cuerpo se desplomó. Trataba de respirar mientras que con el mismo afán trataba de responder a la llamada, al segundo intento la llamada comenzó a correr, temerosa acerqué el teléfono a mi oído.

—¿H-hola? —Mi voz salió en un susurro, mi corazón palpitaba tan fuerte que lo sentía retumbando entre mi garganta y mi cabeza—

—Hola, te llamamos de Muerte Súbita. Mi nombre es Somi. ¿Es este el número de Lalisa Manobal?

La voz de la heralda (Nombre de las personas contratadas por Muerte Súbita para hacer la última llamada) era amable y transmitía calidez, sollocé en cuanto dijo mi nombre, mi garganta se cerró decidida a dejar de recibir oxigeno, ¿ya iba a morir?

—Soy yo. —Dije con dificultad luego de unos segundos tratando de tranquilizarme—

—Lalisa, siento informarte que en algún momento de las próximas veinticuatro horas vas a sufrir una muerte prematura. No podemos hacer nada para suspenderla, pero queremos recordarte que aun tienes la posibilidad de vivir.

La heralda se extiende sobre la circunstancia de que la vida no siempre es justa, y a continuación enumera unos cuantos eventos de los que podría tomar parte.

—¿Entiendes todo lo que acabo de decir? —Me pregunta amable, paso mi mano por mi cara sin poderme creer que esto me este pasando—

—S-si.

—Entra a muerte-subita.com y rellena el formulario sobre peticiones personales con respecto a tu funeral y la inscripción que quieres que pongan en tu lápida. Si de hecho quieres ser incinerada, en tal caso contáctate con...

Nunca había asistido a un funeral en mi vida, nuestra familia era sana y no habíamos recibido la llamada de muerte súbita hasta el día de hoy, pienso en ellos, en que lo más probable es que no los volveré a ver, en que su única hija morirá hoy.

Después de unas palabras de consuelo de parte de la heralda cuelgo y solo miro mis zapatos, dejando que las lágrimas se esparzan por el suelo creando pequeños charcos, al mirar a mi alrededor aturdida todo esta en silencio porque todas están mirándome, unas con miedo, otras con pesar, las que me miran con miedo salen de la habitación a paso rápido cuando conecto miradas con ellas, algunas personas les daba miedo estar cerca de un fiambre.

Porque si, desde ya no era Lisa solamente, ahora mi nombre tenia que compartir espacio con el de fiambre (así llaman a los que van a morir después de recibir la llamada).

¿Qué seguía ahora? ¿Qué podría hacer a esta hora? ¿Debería avisar a mi familia? Todos estos pensamientos fueron interrumpidos por una chica de piel acanelada que se sentó despacio frente a mi, como si yo fuera un animal asustado que en cualquier momento atacaría.

—¿Lisa, cierto? —No respondí a pesar que ella esperó unos segundos para que respondiera, no hallaba mi voz, mi cerebro desconectó todo al parecer y lo único que podía hacer era mover los ojos— Soy Jennie, puedes decirme Jen.

La miré a los ojos, tenia una sonrisa tensa pero amable, la miré pies a cabeza tratando de encontrar el porque tendría que saber su nombre en estas circunstancias.

—Sé que tienes miedo pero ahora no es momento de congelarse, tienes que decidir que quieres hacer hoy. —¿Quién era ella, la creadora de Muerte Súbita y ahora venia a decirme la manera adecuada de estar muriendo minuto a minuto?—

—Me acaba de decir eso la heralda, no necesito más de eso. —Mi voz salió más dura de lo que quería, la de ojos gatunos asintió avergonzada jugando nerviosamente con sus manos— Puedes irte y dejar de fingir que te importa algo el hecho que me voy a morir.

—Si me importa. —La miré incrédula, tomé mi mochila y me levanté dispuesta a irme de ahí, la morena tomó mi mano deteniéndome— Sé que no tienes a nadie para hacerte compañía hoy, si quieres yo puedo acompañarte como Ultimo Amigo.

—¿Por qué querrías hacer eso? ¿No te da miedo estar al lado de un fiambre esperando su muerte? —Ella negó.

—Uso la aplicación de ultimo amigo desde que salió, desde que entré a la empresa no tengo tanto tiempo como antes para usarla, ya sabes, lo que quiero decir es que he acompañado a dos fiambres en su ultimo día y podría acompañarte a ti también hoy, si quieres.

La aplicación de Ultimo Amigo esta diseñada para fiambres solitarios y para todas aquellas almas bondadosas dispuestas a hacerle compañía a los fiambres en sus ultimas horas.

Me deshice de su agarre y tomé la mochila por las correas con fuerza, a una persona no debería darle miedo estar con un fiambre si no recibió la llamada, pero era diferente al revés, ¿y si ella era la persona por la cual moría? En esta situación era difícil confiar en alguien.

—No necesito de tus actos de caridad. —Salí caminando con prisa hacia los dormitorios, ahí pensaría que hacer—

—Si cambias de opinión estoy a una habitación de la tuya, en la B1.

𝗔𝗹 𝗙𝗶𝗻𝗮𝗹 𝗘𝗹𝗹𝗮 𝗠𝘂𝗲𝗿𝗲 ~𝗝𝗲𝗻𝗹𝗶𝘀𝗮~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora