Capítulo 43. |Arrepentido.

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Aaron.

No pude detenerla.

Estaba sintiéndome como la mierda cuando le vi la cara de dolor cuando Sydney le dijo lo del beso, estaba a punto de desfallecer y me dolía no poder negarle aquello cuando me lo pedía.

Estaba enojado conmigo mismo, pero también con Sydney, ella no tenía el derecho de contárselo y menos de la manera en la que supongo lo hizo.

Cuando volví a la oficina ella aún seguía aquí y le pasé de largo ignorándola, pero era más que obvio que ella vendría detrás de mí a envolverme con sus mentiras.

Estaba harto, ya.

Me quito de encima la chaqueta del traje y me aflojo la corbata cuando la veo entrar a la oficina y la rabia crece mucho más dentro de mí.

—Aaron, escúchame por favor, yo...

—Quiero estar solo, Sydney. Por favor, vete.—Intento ser sutil, pero no voy a soportarlo mucho.

Ella pone cara de pena.

—Lo siento, no sé por qué lo hice, quizás Leah me obligó a hacerlo. Siempre está atacándome y solo intenté defenderme.

La miro con impaciencia por su descaro.

—¿Defenderte? ¿Para defenderte tenías que contarle algo que me pertenecía decírselo yo?—la encaro fúrico.—Me vas a perdonar Sydney, pero no creo que fue la manera correcta.

Su cara es puro terror.

—Lo sé, perdóname por favor. Si quieres voy y le pido disculpas y...

—Sería empeorar las cosas, tú no conoces a Leah, pero yo sí, y lo que hiciste la perjudicó demasiado.

Ella se muerde el labio inferior y se cruza de brazos.

—En dado caso no tendría porqué afectarle, ustedes no están juntos, tú puedes hacer lo que quieras con tu vida.

—Eso es algo que tú no vas a comprender, y que yo no voy a explicarte, Sydney.—Le hablo duramente.

Ella intenta acercarse.

—Aaron, por favor, no te pongas extraño conmigo, sabes que daría lo que fuera por estar bien contigo, no quiero que tengamos problemas.

Corro mi brazo cuando ella intenta tocarme y se sorprende por mi forma de comportarme con ella.

—Aaron...

—Necesito estar solo, Sydney, respeta mi decisión, por favor.

Veo la desesperación en sus ojos y no me causa nada. Yo no la quiero, ella no es la mujer que yo amo, y ya no quiero que siga creyendo o pensando que tiene alguna oportunidad conmigo, esto me ha jodido aún más de lo que ya estoy y estoy harto. La aprecio, es una bonita amistad pero nada más, no quiero nada con ella.

—Aaron, sea como sea Leah iba a enterarse, no entiendo porqué tienes que ponerte así.

—¡Porque no tenías porqué decírselo tú!—Estallo sin medir mi forma de hablarle.—No tenía que estar ahí para saber con que actitud se lo contaste, y no voy a tolerar que la sigas lastimando con tus palabras.

Era la verdad, Sydney solo sabía ofenderla o hacerla sentir mal con cada cosa que salía de su boca, intentando demostrar que ella tenía algo de mí, cosa que no era nada cierta, y yo me cansé de no defender a Leah cuando debía hacerlo.

Sydney pestañea varias veces sintiéndose mal.

—Aaron, no me hables así, por favor, me duele verte de esa manera conmigo.

Mi Liberación #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora