One-Shot | Avatar +18

𝐎𝐧𝐞-𝐒𝐡𝐨𝐭 +𝟏𝟖

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Me encontraba frente al árbol de las almas, sentada sobre un tronco apreciando la vista.

Las suaves gotas de lluvia, el sonido de los animales en los árboles, el brillo resplandeciente de las lunas. La paz reinaba en el mágico bosque de Pandora, pero no en mí.

La angustia carcomía mi corazón, y las lágrimas caían sobre mi mejilla demostrándolo.

Llegué a Pandora hace un par de años con el objetivo de continuar las investigaciones de mi difunta Tía Grace, pero termine abandonando eso para vivir aquí en el bosque.

No soy una Na'vi y tampoco tengo un avatar, soy solo una simple joven humana que el Clan Omaticaya aceptó como una de ellos y me dio un lugar para vivir cuando decidí dejar la vida de humanos atrás.

Me mostraron sus costumbres y me enseñaron a ser como ellos, jamás me trataron diferente por ser humana y estoy agradecida por eso.

Ahora estoy en edad de conseguir pareja, y como toda integrante de la tribu estoy dispuesta a cumplir con las costumbres.

Creí que nadie me prestaría atención por bueno, ser una humana, pero varios jóvenes apuestos se fijaron en mi, eso me subió un poco el autoestima, aunque a la vez me entristecía por qué ninguno de ellos era...Lo'ak.

Él es mi mejor amigo desde que llegué aquí. Comencé a sentir cosas por él hace aproximadamente un año, pero nunca me atreví a decirle por miedo de arruinar nuestra amistad.

El me ve solo como su amiga y hay varias na'vi bonitas interesadas en él, no tengo oportunidad.

Más lágrimas cayeron sobre mi mejilla, mi corazón estaba roto. Tapé mi rostro con mis manos y dejé salir todo mi dolor por medio del llanto, me sentía una boba.

En ese momento oí algo acercarse y tomé mi antorcha asustada. Los animales aún no me aceptaban por ser humana, y temía ser la comida de alguna criatura.

- ¿Q-quién está ahí...?

Hablé con la voz quebrada y temblorosa de tanto llorar.

- Tranquila, chica peligrosa.

Bromeó Lo'ak saliendo de detrás de un árbol con las manos en alto.

Suspiré un poco aliviada de que no fuera un animal salvaje y me apresuré a limpiar mis lágrimas.

- Hola, tonto gato azul.

No quería que se diera cuenta de que estaba llorando, pero lo hizo.

- Ey... ¿que pasa?

Preguntó preocupado tomándome de los brazos y agachándose un poco para estar a mi altura.

- N-nada.

Mentí apartando la vista.

Lo único que me faltaba, que me viera llorar.

- No estarías llorando en medio del bosque si no pasara nada.

Insistió buscando hacer contacto visual.

- ¡Solo déjame en paz, Lo'ak!

Me solté de su agarre y me alejé un poco.

No quise hablarle así, pero no sabía que más hacer, no quería mirarlo a la cara.

- Ey, soy tu mejor amigo. Por favor, dime.

«Mejor amigo».

Esas palabras se clavaron en mi corazón como dagas, y un llanto incontrolable volvió a brotar de mí. Odiaba la idea de tener que vivir siendo tan solo eso para él.